La expulsión del delantero del Betis, Antoni, al final del partido de la jornada 25 de La Liga contra el Getafe (2-1) ha provocado una gran controversia. No solo por la decisión en sí del equipo arbitral, sino también por quién la tomó y cuáles son sus consecuencias.
El árbitro Javier Alberola Rojas inicialmente iba a mostrar la tarjeta amarilla al brasileño. Pero, tras consultar con el segundo asistente, Miguel Martínez Munuera, el colegiado sacó la tarjeta roja y expulsó al delantero. El videoarbitraje (VAR) no intervino en la decisión de sus compañeros. Curiosamente, el VAR en ese partido fue realizado por el hermano del asistente del árbitro, Juan Martínez Munuera.
En España se ha planteado la pregunta: ¿no existe aquí un conflicto de intereses? Uno de los hermanos, en la práctica, expulsó a Antoni, y el otro no intervino ni intentó influir en lo sucedido.
En aras de la justicia, hay que señalar que, aunque la decisión de Alberola Rojas es realmente discutible, el VAR no debió intervenir. Esto se debe a que el árbitro no cometió un error claro y manifiesto. Y gran parte del revuelo en torno a este incidente se debe a que Antoni, que había alcanzado una buena forma, ahora se perderá el partido contra el Real Madrid, que últimamente se queja constantemente de los árbitros y del arbitraje. Mientras tanto, el Betis ha presentado una queja e intenta hacer todo lo posible para que su jugador no sea sancionado.
En cuanto al conflicto de intereses y las relaciones familiares, en la liga rusa también ha habido casos en los que los hermanos Safyan formaron parte del mismo equipo arbitral: Dmitri como asistente y Roman como AVAR o cuarto árbitro.