El mundo del fútbol es un escenario implacable, donde la promesa y la realidad a menudo danzan en un compás disonante. Para el joven mediocampista ruso Arsen Zakharyan y la Real Sociedad, el inicio de esta sinfonía ha estado más marcado por los comunicados médicos que por los aplausos en el campo. Sin embargo, una nota de optimismo ha comenzado a resonar desde Zubieta: el estado de salud del futbolista de 22 años está, por fin, mejorando.
La expectación que generó su llegada a San Sebastián en agosto de 2023 era palpable. Un talento emergente de la liga rusa, con una visión de juego prometedora y un futuro que parecía brillante. No obstante, su debut con la camiseta txuri-urdin ha sido, para ser francos, más un preludio con interrupciones que una sinfonía completa. Las apariciones de Zakharyan en partidos oficiales han sido esporádicas, con su última presencia en el césped datando del 23 de febrero, a raíz de una lesión que lo ha mantenido en el dique seco.
Recientemente, la preocupación se acentuó al confirmarse que Zakharyan no formaría parte de la expedición de la Real Sociedad para su gira por Japón. Según informaciones, la decisión de que permaneciera en España obedecía a la necesidad de culminar su proceso de recuperación tras sufrir una enfermedad. Esta situación, sumada a la lesión previa, ha delineado un panorama de frustración tanto para el jugador como para el cuerpo técnico y la afición. No es plato de buen gusto para nadie ver a un fichaje ilusionante pasar más tiempo en la enfermería que en el campo, ¿verdad?
Pero la paciencia parece estar dando sus frutos. Desde la oficina de prensa del club donostiarra, el mensaje es claro y esperanzador: “Arsen está trabajando en un programa individual. Su estado de salud está mejorando”. Este es el tipo de noticia que los seguidores realistas anhelan escuchar, un indicio de que el túnel de las lesiones podría estar llegando a su fin.
Durante su breve temporada de debut, Zakharyan ha logrado registrar un gol y una asistencia en tan solo cuatro partidos disputados en diversas competiciones. Una cifra que, si bien evidencia su potencial con destellos ocasionales, también subraya la necesidad imperiosa de que el joven ruso encuentre la continuidad y el ritmo de juego que le permitan explotar su talento de forma consistente. La afición ya lo espera con los brazos abiertos, y seguramente el propio jugador está contando los días para calzarse de nuevo las botas y demostrar por qué la Real Sociedad apostó por él.
El camino hacia la plena forma física y competitiva rara vez es lineal, y la historia de Zakharyan es un claro ejemplo de ello. Sin embargo, con cada día de trabajo individualizado y cada mejora en su estado, se acerca el momento en que este “enigma ruso” pueda, por fin, desvelar todo su potencial y convertirse en una pieza clave para el ambicioso proyecto de la Real Sociedad. La niebla se disipa, y el sol empieza a brillar en el horizonte de su recuperación.