Edoardo Bove, mediocampista de la Fiorentina, necesitó un permiso especial para sentarse en el banquillo del equipo en el partido contra el Udinese, 22 días después de sufrir una emergencia médica en el campo.
El 1 de diciembre, Bove se desvaneció durante un partido contra el Inter y tuvo que ser trasladado de urgencia al hospital. Esta fue su primera vez de vuelta en el estadio desde aquel incidente.
Aunque se esperaba que viera el partido desde las gradas, Bove pudo sentarse en el banquillo junto al entrenador Raffaele Palladino gracias a una autorización especial de la Liga de la Serie A.
Esta autorización fue necesaria porque a Bove se le implantó un desfibrilador después de su emergencia, lo cual normalmente le impediría participar en actividades deportivas según las reglas italianas.
Para continuar su carrera como jugador, Bove tendría que quitarse el desfibrilador o jugar en el extranjero, donde las normas son menos estrictas. Una situación similar ocurrió con Christian Eriksen, quien tuvo que dejar el Inter en 2021 por razones médicas similares.