Conceiçao tiene razón, pero también un gran error: ¿por qué aceptar este Milan con un proyecto a corto plazo?

Sergio Conceiçao tiene razón. Y, legítimamente, reivindica ser respetado por lo que ha sido hasta ahora su trabajo en el Milan y por lo que dice su currículum. El técnico portugués se rebela contra esa narrativa según la cual, sobre todo en Italia, cuando las cosas no van bien en un equipo las responsabilidades deben atribuirse principalmente al entrenador.

El hecho de que la costumbre quiera que el que pague sea (casi) siempre él, incluso cuando una crisis involucra a los demás departamentos de la sociedad, no significa que sea necesariamente justo así. Conceiçao es demasiado experimentado como profesional y demasiado experto como perteneciente al mundo del fútbol – considerando también su importante carrera como jugador, también en nuestro país – para no comprender que, detrás de las continuas indiscreciones sobre su futuro en el Milan, se esconden mecanismos y razonamientos que conducen hacia una solución que parece haber sido ya tomada. A pesar de todo.

Ya, porque el enésimo paso en falso de una temporada desastrosa para los colores rossoneri – la derrota en Bolonia – trae consigo consecuencias mucho más serias y definitivas que las anteriores. Si la eliminación de la Champions League a manos del Feyenoord – que costó en términos de prestigio y económicos al menos 15-16 millones de euros – fue un duro golpe a las posibilidades de Conceiçao de sentarse en el banquillo del Milan la próxima temporada, la derrota en la recuperación de la novena jornada de liga marca casi irremediablemente las esperanzas de conseguir la plaza mínima para no considerar totalmente fallida esta temporada.

El cuarto puesto y los muchos millones garantizados por la participación en la Champions de la próxima temporada son una perspectiva al borde de la utopía. Y del mismo modo las posibilidades de que el club de Via Aldo Rossi no recurra a la utilización de la cláusula presente en el contrato de Conceiçao para interrumpir anticipadamente el contrato, en ausencia de las prerrogativas mínimas para dar impulso a un proyecto que duró el tiempo de celebrar una inesperada Supercopa y poco más.

La alucinación colectiva de un impacto emocional posterior al traumático adiós a Fonseca y a la abjuración de gran parte de las adquisiciones y de la planificación del verano, a través de un mercado invernal nunca tan movido (y caótico) ha dejado pronto espacio a la reaparición de esos defectos estructurales en la construcción del equipo, en los límites caracteriales congénitos de un vestuario sin personalidad y en una inexperiencia a nivel directivo que es hoy el verdadero talón de Aquiles del Milan de gestión estadounidense.

Conceiçao se equivocó y no poco, sobre todo en la gestión del último período, tanto bajo el aspecto táctico como de carácter. Demasiado rudo, demasiado poco propenso al compromiso en una situación tan precaria como la que condujo a la sociedad rossonera a confiar en ese tipo de entrenador a mitad de temporada. Pero, incluso con su probabilísimo adiós, no desaparecerán las carencias y los escombros dejados por otros.

Que se consume a breve – quizás después de un nuevo paso en falso en el próximo compromiso de Serie A contra la Lazio – o en mayo, ya poco cambia. Surge más bien un interrogante, que nos permitimos dirigir directamente, hoy, al gran acusado. Si en el frente directivo puede resultar más claro el motivo por el cual, después de otro entrenador temporal como Fonseca, también a Conceiçao se le ha confiado un proyecto “a corto plazo”, mucho menos obvia es la razón por la cual un profesional – que legítimamente ha reivindicado sus éxitos y sus méritos en 13 años de carrera, en la entraña del estadio “Dall’Ara” – haya dicho sí a una propuesta de este tipo. Intrigante y estimulante cuanto se quiera, pero tremendamente arriesgada y quizás penalizante para la continuación de su trayectoria. ¿Por qué un técnico con un currículum internacional que iba más allá de los títulos conquistados en su carrera ha dicho sí a pesar de todo al Milan – a esta versión del Milan – sin asegurarse realmente del contexto en el que iba a operar? En la valoración a 360° de un entrenador, también la capacidad de elegir y de dejarse aconsejar lo mejor tiene su peso.

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By Urbano Salas

Urbano Salas, de Valencia, se ha establecido como uno de los analistas deportivos más perspicaces de España. Su columna semanal en medios digitales cubre todos los eventos deportivos significativos, desde fútbol hasta balonmano. Sus detallados análisis de partidos de La Liga y pronósticos para torneos internacionales han ganado especial reconocimiento. Salas asiste regularmente a los entrenamientos de equipos locales y mantiene estrechos contactos con los cuerpos técnicos, lo que le permite obtener información exclusiva de primera mano. También dirige un popular canal de YouTube donde analiza las probabilidades de resultados deportivos.

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