La rivalidad entre el Sevilla FC y el Real Betis ha alcanzado un nuevo nivel de tensión. El club hispalense ha anunciado oficialmente la ruptura de relaciones institucionales con su eterno rival, marcando un antes y un después en la historia del fútbol sevillano.
El detonante de esta crisis fue la denuncia presentada por el Betis ante los organismos federativos por la celebración de varios jugadores del Sevilla tras el último derbi. Estos futbolistas posaron con una bandera que mostraba el escudo bético tachado, lo que resultó en sanciones para Isaac Romero, Juanlu y Carmona.
En su comunicado, el Sevilla expresa su desacuerdo con la actuación de la directiva bética, considerando que busca “castigos deportivos a través de hechos no deportivos”. El club nervionense argumenta que la celebración se enmarcaba en el contexto de una rivalidad sana y sin intención ofensiva.
Por su parte, el presidente del Betis, Ángel Haro, había defendido previamente la posición de su club, afirmando que solo pusieron en conocimiento de los comités las imágenes y que serán “taxativos cuando se atente contra los símbolos del club”.
Esta ruptura de relaciones recuerda a épocas pasadas de mayor confrontación entre ambas entidades. Se espera que tenga repercusiones inmediatas, como la ausencia de directivos sevillistas en el próximo derbi de filiales.
La situación ha generado preocupación en el fútbol sevillano, y queda por ver cómo evolucionará este conflicto y si el Betis responderá oficialmente a la decisión del Sevilla. Lo que está claro es que esta crisis marca un punto de inflexión en las relaciones entre los dos clubes más importantes de la ciudad.