El fútbol, ese deporte capaz de orquestar las tramas más inesperadas y los giros más dramáticos, nos ha regalado en la Liga Portugal 2 Meu Super un espectáculo digno de guion cinematográfico. Este pasado domingo, en el feudo del FC Porto B, el SCU Torreense no solo se llevó los tres puntos, sino que también protagonizó una de esas gestas que quedan grabadas en la memoria de los aficionados: una remontada épica que transformó un 2-0 adverso en una victoria por 3-2.
El guion inicial: un Porto B dominador
La séptima jornada del campeonato se presentaba como un desafío para el SCU Torreense en su visita a los jóvenes «dragones» del FC Porto B. Y el inicio del encuentro pareció confirmar los pronósticos, al menos en cuanto a la determinación local. Apenas transcurrieron 12 minutos cuando Gonçalo Sousa, con una acrobática y espectacular chilena tras un preciso centro de Martim Cunha, abrió el marcador. Un gol de bandera, de esos que por sí solos justifican el precio de la entrada y que dejaban claro que el filial portista no estaba dispuesto a ceder fácilmente.
La primera mitad avanzaba y, justo cuando el descanso se cernía sobre el estadio, Kauê amplió la ventaja para los locales. Un penalti, quizás no el más disputado, pero bien ejecutado en el minuto 45+6, situó el 2-0 en el electrónico. El FC Porto B se retiraba a vestuarios con una cómoda ventaja y la sensación de tener el control absoluto del partido. Parecía que la historia ya estaba escrita, pero el fútbol, insistimos, tiene una afición particular por reescribir sus propios capítulos.
La transformación: el despertar del Torreense
Lo que ocurrió en la segunda parte es la esencia pura del fútbol. El SCU Torreense, lejos de bajar los brazos, emergió del túnel de vestuarios con una determinación renovada. El cambio de actitud se materializó en el minuto 63, cuando la insistencia visitante encontró su recompensa en un penalti. Manuel Pozo, con la sangre fría que solo poseen los especialistas, no perdonó desde los once metros, reduciendo la desventaja a 2-1.
Este gol fue el pistoletazo de salida para una verdadera avalancha de emociones. Apenas siete minutos después, en el minuto 70, el capitán Stopira se erigió como el héroe momentáneo, rematando de cabeza un balón que significaba el empate. El banquillo del Torreense estalló en júbilo, los aficionados presentes no daban crédito, y la tensión en el estadio se podía cortar con un cuchillo. De un 2-0 plácido, se había pasado a un empate vibrante en un lapso de apenas unos minutos.
Manuel Pozo: el arquitecto de la remontada
Pero el drama aún no había alcanzado su punto culminante. Solo tres minutos después del empate, en el minuto 73, el destino volvió a llamar a la puerta del SCU Torreense, y nuevamente a través de la vía del penalti. ¿Quién sino Manuel Pozo, el hombre que ya había inaugurado la cuenta goleadora de su equipo, se atrevería a tomar la responsabilidad? Con una calma asombrosa y una precisión quirúrgica, Pozo volvió a engañar al portero rival, firmando su doblete personal y, lo más importante, completando una remontada épica para el SCU Torreense. La gesta estaba consumada.
En un deporte donde a menudo se glorifican los goles espectaculares, Manuel Pozo nos recuerda la importancia de la ejecución impecable bajo presión. Dos penaltis, dos goles, un giro de 180 grados en el marcador. Algunos dirán que es mera coincidencia, otros que el Torreense encontró su estrategia infalible: provocar penaltis y dejar a Pozo el resto. Lo que es innegable es que fue el hombre del partido.
Implicaciones en la tabla y la moral de los equipos
Con este resultado, el FC Porto B se mantiene con tan solo dos puntos en la Liga Portugal 2, una situación que dista mucho de las expectativas de un filial de un equipo de la envergadura del Porto. La derrota, y especialmente la forma en que se produjo, supone un duro golpe anímico para los jóvenes talentos.
Por otro lado, el SCU Torreense suma 11 puntos, consolidando su posición en la tabla y, lo que es quizás más importante, reforzando enormemente la moral del equipo. Una victoria así, donde se demuestra carácter, resiliencia y capacidad de reacción, es un inyector de confianza invaluable para afrontar los próximos desafíos del campeonato.
Un partido para el recuerdo
En definitiva, este encuentro entre el FC Porto B y el SCU Torreense no fue un partido más. Fue una lección de fútbol, un testimonio de que en este deporte nada está decidido hasta el pitido final. El SCU Torreense demostró que la fe y la perseverancia pueden superar cualquier desventaja, transformando lo que parecía una derrota segura en una de las victorias más memorables de la temporada. Una noche donde el drama y la emoción se dieron la mano para regalar a los aficionados una historia de remontada que difícilmente olvidarán.
Urbano Salas 
Mateo Beltrán