En el vibrante telón de fondo de la Ligue 1 McDonald’s, la jornada cuatro nos regaló un espectáculo que pasará a la historia reciente del fútbol francés. El Olympique Lyonnais, que hasta ese momento compartía con el PSG el privilegio de un récord del 100% de victorias, visitaba el Roazhon Park, fortín de un Stade Rennais con sed de revancha. Lo que prometía ser un pulso táctico entre dos escuadras ambiciosas, se transformó en una épica historia de redención y desmoronamiento, decidida en apenas 15 minutos de un drama futbolístico inolvidable.
El Lyon, en la Cima de su Invencibilidad (Hasta Cierto Punto)
Los Gones llegaban al encuentro con una confianza que rozaba la arrogancia, no solo por su impecable racha, sino por la solidez defensiva que los había mantenido imbatidos en lo que iba de temporada. Paulo Fonseca, el estratega al mando, se enfrentaba al desafío de la ausencia de un ‘9’ puro, optando por una formación sin delantero centro, con Khalis Merah y el experimentado Corentin Tolisso alternando roles ofensivos. Una apuesta arriesgada, pero que dio frutos prematuros.
Fue precisamente Corentin Tolisso, ese mediocampista con pasado en el Bayern Múnich y campeón del mundo, quien abrió el marcador en el minuto 14. Una jugada exquisita por la banda derecha, con un taconazo de Adam Karabec para Ainsley Maitland-Niles, culminó en un cabezazo imparable de Tolisso. El Lyon celebraba, y el Rennes, que había regresado a casa tras una victoria ajustada contra el Marsella, sentía la presión.
A pesar de la ventaja, el Rennes mostró destellos, y el Lyon no estaba exento de sustos. Un error de Maitland-Niles casi cuesta el empate, y solo una doble parada brillante de Brice Samba evitó que Merah nivelara el marcador antes del descanso. La mesa estaba servida para un segundo tiempo de infarto.
El Punto de Quiebre: Una Decisión y un Descenso a los Infiernos
La segunda mitad comenzó con un Lyon quizás menos dominante y un Rennes que, con cambios tácticos (incluida la salida de Abdelhamid Aït Boudlal, quien había tenido una tarde complicada), empezó a carburar. Pero el verdadero giro del partido no llegó por una genialidad, sino por una decisión arbitral que, como a menudo ocurre en el fútbol, encendió la chispa del caos.
Corría el minuto 75 cuando Tyler Morton, el joven producto de la academia del Liverpool FC, se lanzó en una entrada “tan imprudente como innecesaria” sobre Kader Meïté. El colegiado no dudó: tarjeta roja directa. Una decisión que, para muchos, pareció desproporcionada. Una amarilla, argumentaban los puristas, habría sido suficiente. Pero el daño estaba hecho. Con un hombre menos, la invencibilidad del Lyon comenzó a resquebrajarse.
“A veces, el fútbol es cruel. Una jugada, un instante, una tarjeta. Y de repente, la muralla perfecta se convierte en un castillo de naipes.”
Lo que siguió fue un asedio. El Rennes, oliendo sangre, se lanzó con todo. La presión se hizo insostenible para un Lyon desorientado y diezmado.
La Remontada Épica y el Nacimiento de una Estrella
Cinco minutos después de la expulsión, el Roazhon Park estalló. Tras un córner y un barullo en el área, Anthony Rouault empujó el balón a la red. El VAR confirmó el tanto tras una revisión que se antojó eterna, añadiendo al drama con nueve minutos de tiempo de descuento.
Con el empate, la inercia del partido había cambiado por completo. El Lyon, visiblemente agotado y desmoralizado, parecía conformarse con un empate a domicilio. Pero el Rennes tenía otros planes, personificados en un nombre que pronto sería coreado por la multitud: Kader Meïté.
Este intrépido joven de tan solo 17 años, que había provocado la expulsión de Morton, se convirtió en el héroe de la noche. En el minuto 87, Meïté regateó a Ruben Kluivert con una facilidad pasmosa y, con un disparo desviado, batió a Rémy Descamps, haciendo estallar la euforia en el estadio. No contento con eso, apenas dos minutos después, el internacional juvenil francés eludió de nuevo la permisiva marca del neerlandés para firmar su doblete personal y sellar la victoria por 3-1.
El Roazhon Park rugía. El Lyon, contra todo pronóstico y en un giro dramático de los acontecimientos, concedía su primera derrota de la temporada, dejando al PSG solo en la cima de la Ligue 1. La racha de imbatibilidad, la solidez defensiva, la tranquilidad de las primeras jornadas… todo se desvaneció en apenas un cuarto de hora de locura.
Consecuencias y el Camino por Delante
La derrota de Les Gones no es solo una mancha en su récord, sino un recordatorio brutal de la volatilidad del fútbol. Demuestra que, por muy bien que se esté jugando, un solo incidente puede cambiar drásticamente el rumbo de un partido. La expulsión de Morton será, sin duda, un tema de debate, pero la capacidad del Rennes para capitalizar esa ventaja y la efervescencia de su joven promesa, Kader Meïté, son los verdaderos titulares.
Para el Lyon, la tarea ahora es lamerse las heridas y reagruparse antes de recibir al Angers. Para el Rennes, la victoria es una inyección de moral incalculable, un trampolín para visitar a sus archirrivales bretones, el Nantes, con la confianza por las nubes.
Un Apunte Técnico: La figura de Corentin Tolisso, a pesar de la derrota, merece una mención especial. Su gol y su constante trabajo en el centro del campo lo siguen consolidando como uno de los pilares del Lyon y, posiblemente, uno de los mejores mediocampistas de la Ligue 1. Su liderazgo en el campo es incuestionable, ya sea marcando goles o recuperando balones.
Así, la Ligue 1 nos recuerda por qué amamos este deporte: por su imprevisibilidad, por los héroes inesperados y por los dramáticos giros de guion que solo el fútbol sabe escribir. El Lyon aprendió una dura lección; el Rennes, saboreó la dulce gloria de una remontada inolvidable.