Semana movidita en Valdebebas y no precisamente por los resultados esperados. Tras los tropiezos ante Arsenal en Champions y Valencia en Liga, que han puesto una nota agria a la recta final de la temporada, el Real Madrid se prepara para un nuevo compromiso liguero. Pero esta vez, algo fundamental cambiará: el hombre al mando, al menos visiblemente, no será Carlo Ancelotti.
Adiós temporal a la banda: La quinta amarilla que llegó protestando
El técnico italiano, conocido por su aparente tranquilidad en el banquillo (aunque la procesión vaya por dentro), parece haber desarrollado esta temporada una inusual afición por dialogar airadamente con los colegiados. Y como suele ocurrir en la vida y en el fútbol, la insistencia tiene consecuencias. Ancelotti acumuló su quinta tarjeta amarilla en La Liga precisamente durante el partido contra el Valencia. La amonestación llegó mientras el árbitro revisaba en el VAR un posible penalti a favor de su equipo. Parece que ni siquiera una potencial buena noticia detiene su recién descubierta vena protestona.
El reglamento es claro: cinco amarillas implican un partido de suspensión. La sanción le impedirá dirigir al equipo desde la zona técnica en el próximo encuentro, que será este domingo a las 16:15 horas frente al Alavés en Mendizorroza. Así que, aunque viaje con el equipo, Ancelotti deberá buscar un sitio cómodo en la grada para seguir las evoluciones de sus pupilos.
Comunicación a distancia: Del banquillo a la tribuna con móvil en mano
No estar en el banquillo no significa desconectar por completo. Ancelotti podrá seguir realizando las funciones previas y posteriores al partido, como las ruedas de prensa. Pero durante los 90 minutos, su comunicación con el equipo será indirecta. Tendrá que mantenerse en contacto con su cuerpo técnico a pie de campo a través de un teléfono. Una situación un tanto extraña para un técnico de su experiencia, acostumbrado a dar indicaciones directas, gesticular y quizás, si la vena protestona sigue activa, a soltar alguna palabra al aire.
Curiosamente, esta sanción llega en Liga, mientras que en la Champions League, donde el Real Madrid se juega el pase a semifinales tras la derrota en la ida, Ancelotti suma dos tarjetas amarillas y está al borde de la suspensión también. Sin embargo, se libró en el partido de ida y podrá estar en el Bernabéu para intentar una remontada que, aunque difícil, no deja de ser el tipo de desafío que define a este club.
Llega el momento de Davide: El hijo toma el mando
La ausencia de Carlo abre una puerta inesperada. El encargado de ocupar la silla principal en el banquillo de Mendizorroza será Davide Ancelotti, su hijo y segundo entrenador. Para Davide, esta será su primera oportunidad de actuar oficialmente como `primer entrenador` del Real Madrid en un partido. Hasta hace poco, no contaba con la titulación necesaria para asumir el rol principal en competiciones de este nivel, lo que obligaba a otros miembros del staff a cubrir las ausencias de su padre.
Pero los tiempos cambian y Davide ya tiene el título en regla. Esta es una prueba de fuego para él, una oportunidad de demostrar su valía al frente del equipo en una situación real de partido. En el club se valora positivamente su trabajo y preparación. Y aunque los rumores sobre el futuro del banquillo blanco a final de temporada apuntan a otros nombres (sí, ese que piensan, Xabi Alonso), esta es, sin duda, una jornada especial para la saga Ancelotti. Por un partido, el apellido sigue en el banquillo, pero con el prefijo de `jefe` puesto sobre los hombros del hijo. Un giro narrativo digno de una serie de fútbol, donde el `segundo` asciende temporalmente al protagonismo.
Así pues, el Real Madrid afronta su compromiso liguero con una estampa inusual en la banda. Un cambio forzado que, quizás, sirva para añadir un elemento de imprevisibilidad o, simplemente, para confirmar que la estructura de trabajo del cuerpo técnico va más allá del líder visible. El Alavés pondrá a prueba al Real Madrid… y a Davide Ancelotti en su debut como cabeza visible.