El fútbol, ese deporte que tan a menudo nos regala epopeyas y despedidas, nos pone hoy frente a una de esas encrucijadas que marcan el fin de una era. Heung-min Son, el carismático capitán del Tottenham Hotspur, ha confirmado lo que muchos temían y algunos intuían: sus diez temporadas en el norte de Londres han llegado a su fin. Y qué final, podríamos añadir con una sonrisa irónica, pues su marcha coincide con el levantamiento del anhelado título de la Europa League, un trofeo que, hasta ahora, parecía ser la quimera de los Spurs. Un adiós con honores, ¿quién lo hubiera dicho?
De una promesa de Leverkusen a ícono global: La transformación de Son
Cuando Heung-min Son aterrizó en Londres en el verano de 2015, lo hizo como una prometedora adquisición del Bayer Leverkusen. Un joven que, según sus propias palabras, apenas hablaba inglés y con una ilusión palpable. Diez años después, se marcha como un hombre, un líder, y el primer jugador asiático en alcanzar la cifra de 100 goles en la Premier League, un hito que subraya no solo su longevidad sino también su impacto implacable en la liga más competitiva del mundo. Con 127 goles y 71 asistencias en la Premier, su huella es innegable.
Su trayectoria en el Tottenham ha sido un crisol de momentos inolvidables. Desde goles que desafían la física hasta demostraciones de una ética de trabajo incuestionable. Son siempre ha sido ese tipo de jugador capaz de iluminar el escenario con un destello de genialidad. ¿Recuerdan aquel gol contra el Burnley en 2019? Recogió el balón en su propia área y, como si estuviera paseando por el parque, dribló a medio equipo rival antes de definir con una sangre fría pasmosa. Un recorrido de costa a costa que le valió el prestigioso Premio Puskas. Algunos dirían que fue un gol tan espectacular que hasta el asistente de su propio equipo se sorprendió de haber sumado una asistencia. Un verdadero artista con el balón.
La simbiosis perfecta: Son y Kane, una dupla para la historia
Hablar de Son en el Tottenham es hablar, inevitablemente, de su conexión casi telepática con Harry Kane. Formaron una de las duplas ofensivas más letales y recordadas en la historia de la Premier League. Su entendimiento iba más allá de lo táctico; era una química pura, una simbiosis que les permitió combinar para 47 goles, un récord inaudito en la liga. Superaron con creces a parejas legendarias como Didier Drogba y Frank Lampard, dejando una marca que, probablemente, perdure por mucho tiempo. Verlos en el campo era presenciar la poesía del fútbol en movimiento, un ballet de pases y desmarques que culminaba en el rugido de la afición. Juntos, llevaron al equipo a la final de la Liga de Campeones en 2019, una campaña que, aunque sin el trofeo, reafirmó su estatus de élite.
El adiós glorioso: La Europa League como telón de fondo
La decisión de Son de dejar el club es “la más difícil de su carrera”, según sus propias palabras en una reciente conferencia de prensa en Seúl. Y no es para menos. Diez años son toda una vida profesional, especialmente en el exigente fútbol de élite. Pero su despedida tiene un sabor agridulce, un matiz de plenitud. Levantó la Europa League, ese esquivo trofeo europeo que el Tottenham ansiaba. Que se haya logrado en una temporada donde el equipo terminó en una discreta 17ª posición en la Premier League es una anécdota que el tiempo, con su benevolencia, probablemente borrará. Lo que perdurará es la imagen de Son, el capitán, alzando el trofeo, dejando al club en una posición de honor que no tenía cuando llegó.
“Solo quiero compartir la información de que he decidido dejar este club este verano. Respetuosamente, el club me está ayudando con esta decisión. Fue la decisión más difícil que he tomado en mi carrera. La razón principal es que he logrado todo lo que podía en el Tottenham. Necesito un nuevo entorno para un nuevo desafío. Llegué al norte de Londres como un niño. Un chico que no hablaba inglés. Dejo este club como un hombre. Gracias a todos los fans de los Spurs que me han dado tanto amor.”
Un nuevo capítulo en Los Angeles: La MLS le espera
Ahora, el futuro de Son parece apuntar hacia el sol de California. Se especula que Los Angeles FC (LAFC), un club que ya sabe lo que es fichar leyendas del Tottenham (saludos, Gareth Bale), está sopesando una oferta de 20 millones de dólares por sus servicios. Para el fútbol estadounidense, sería un golpe maestro, una auténtica proeza. Acompañar a Denis Bouanga en la búsqueda del título de la Conferencia Oeste es un desafío que, sin duda, encaja con su deseo de “un nuevo entorno para un nuevo desafío”.
La partida de Heung-min Son deja un vacío inmenso en el corazón del Tottenham. Se va un jugador excepcional, un compañero ejemplar y, sobre todo, una persona que encarnó los valores del club con humildad y pasión. Su legado no se medirá solo en goles y asistencias, sino en la inspiración que brindó a millones y en la huella indeleble que deja en la historia de los Spurs. Que le vaya bien en su nueva aventura, Son. Londres nunca te olvidará.