El Stade Vélodrome se prepara para una cita ineludible este domingo: “Le Classique”. No es un partido cualquiera; es el pulso más apasionado del fútbol francés, un duelo que trasciende los noventa minutos y se adentra en la esencia misma de la rivalidad regional y nacional. El Olympique de Marsella, aún lamiéndose las heridas de su reciente tropiezo europeo ante un Real Madrid que jugó con diez hombres (una derrota que, curiosamente, dejó más preguntas que respuestas), recibe al todopoderoso Paris Saint-Germain. La misión: recuperar la senda de la victoria y, quizás más importante, el orgullo herido de una afición que exige pasión y resultados en partes iguales.
De Zerbi y el Arte de la Reinvención Forzada
Roberto De Zerbi, el estratega italiano que ha prometido un Marsella valiente y propositivo, enfrenta uno de sus mayores retos hasta la fecha. Tras el revés en Champions League –y aquí la ironía se asoma: ¿perder contra el Madrid, incluso en inferioridad numérica, es un revés o una “experiencia de aprendizaje” disfrazada de catástrofe?–, el técnico se ve obligado a reajustar piezas. La gestión de la plantilla, especialmente en momentos de alta presión y con bajas sensibles, define la verdadera maestría de un entrenador.
Kondogbia: Una Baja que Resuena
Según las informaciones que circulan en los círculos cercanos al club, se esperan al menos dos modificaciones en la alineación titular. La noticia más destacada, sin duda, es la ausencia de Geoffrey Kondogbia. El mediocampista, un pilar fundamental en la contención y la salida de balón, no estará disponible debido a una lesión. Su baja es un golpe sensible, una pieza clave que deberá ser reemplazada con astucia en un encuentro donde el centro del campo es, habitualmente, la madre de todas las batallas.
¿Quién tomará su relevo? Todo apunta a Angel Gomes, cuyo ascenso desde el banquillo al once inicial promete inyectar una dosis de dinamismo y creatividad en la medular. Será interesante observar cómo gestiona De Zerbi esta permuta en el centro del campo, donde la capacidad para presionar, recuperar y distribuir es vital contra un oponente de la calidad del PSG. Si la ausencia de músculo de Kondogbia se traduce en una mayor fluidez y sorpresa ofensiva, la jugada podría salir bien. De lo contrario, la fragilidad podría pasar factura.
Ajustes Defensivos y Estrategia
En la zaga, Facundo Medina, quien estuvo presente en la contienda europea, cederá su lugar a Nayef Aguerd. El exdefensor del West Ham United, con su experiencia y solidez, aportará un extra de seguridad, un factor crucial cuando se enfrenta a delanteros de la talla del Paris Saint-Germain. La defensa marsellesa, que ha mostrado altibajos, necesitará su mejor versión para contener el vendaval parisino.
La Posible Alineación del OM
Así, la probable alineación que saltaría al césped del Vélodrome se perfila de la siguiente manera:
- Portería: Gerónimo Rulli
- Defensa: Benjamin Pavard, Leonardo Balerdi, Nayef Aguerd, Emerson
- Mediocampo: Pierre-Emile Højberg, Angel Gomes
- Volantes ofensivos: Mason Greenwood, Matt O’Riley, Timothy Weah
- Delantero: Pierre-Emerick Aubameyang
Este once dibuja un Marsella que, a pesar de las bajas, buscará presionar alto y explotar la velocidad por los costados. La ausencia de Kondogbia, si bien resta músculo y presencia física, podría abrir espacio para un juego más fluido y vertical, una apuesta arriesgada pero potencialmente gratificante si se ejecuta a la perfección. La clave estará en la capacidad de Angel Gomes para conectar el centro del campo con una delantera que cuenta con el olfato goleador de Aubameyang y la creatividad de jugadores como Greenwood y O’Riley.
“En `Le Classique`, los detalles importan. Una baja sensible puede ser un problema, o la oportunidad para que otro jugador se eleve y se gane un lugar en el corazón de la afición. De Zerbi tiene la palabra.”
La Batalla por el Orgullo
El Vélodrome arderá. La rivalidad, la presión y la necesidad de reivindicación se palparán en cada rincón. Para el Marsella, “Le Classique” no es solo un partido; es una declaración de intenciones, una oportunidad de demostrar que, a pesar de las adversidades y la evidente disparidad económica, el espíritu y la pasión pueden igualar fuerzas. Y con Roberto De Zerbi al mando, las sorpresas, o al menos las intenciones de dar una buena batalla, están garantizadas. Que el espectáculo comience y que el fútbol, en su estado más puro y competitivo, sea el verdadero protagonista.
Mateo Beltrán