La carrera de un futbolista está llena de altibajos, momentos de gloria y períodos de incertidumbre. Pocos saben esto mejor que Ruben Loftus-Cheek, el mediocampista inglés cuyo viaje ha sido una montaña rusa de expectativas y lesiones. Sin embargo, su reciente resurgimiento en el AC Milan ha captado la atención de todos, incluyendo la de su antiguo entrenador, Thomas Tuchel, quien ahora, como seleccionador de Inglaterra, ha expresado una observación tan perspicaz como desconcertante: “A veces no estoy seguro de si él es consciente de lo bueno que es”.
El Despertar Rossonero: Un Nuevo Capítulo en Milán
Después de una etapa en el Chelsea marcada por un prometedor debut y una serie de lesiones que frenaron su progresión, la mudanza de Loftus-Cheek al AC Milan en el verano de 2023 por 18.9 millones de euros se antojaba como un nuevo comienzo. Y vaya si lo ha sido. En la Serie A, bajo el sol italiano y la pasión de San Siro, Ruben ha encontrado no solo continuidad, sino también la confianza para desplegar ese talento innato que siempre se le atribuyó.
Con 11 goles y 3 asistencias en 71 partidos competitivos con el gigante italiano, sus números hablan por sí solos, especialmente considerando los problemas físicos que ha superado. No es solo la cantidad, sino la calidad de sus actuaciones lo que ha impresionado. Su capacidad para romper líneas, su visión de juego y su presencia física en el centro del campo lo han convertido en una pieza clave para los Rossoneri. Es el tipo de jugador que, cuando está en forma, puede cambiar el ritmo de un partido con una facilidad que roza lo descarado, casi como si jugara en el jardín de su casa, pero con el público de San Siro rugiendo.
El Regreso a Casa: Siete Años de Espera por Inglaterra
La frase de Tuchel no es una crítica, sino un reconocimiento. Un reconocimiento de un potencial que, quizás, el propio jugador subestima. El seleccionador de Inglaterra, que ya trabajó con Loftus-Cheek en el Chelsea, no dudó en convocarlo para los próximos clasificatorios del Mundial 2026 contra Andorra y Serbia. Este llamado es significativo: han pasado casi siete años desde su última aparición con la selección absoluta de Inglaterra en noviembre de 2018, en un amistoso contra Estados Unidos. Siete años, un período en el que algunos futbolistas nacen, crecen y se retiran… y Loftus-Cheek solo estaba esperando su momento.
“Siempre fue un placer trabajar con él y estoy muy feliz de haber tenido la oportunidad de convocarlo,” explicó Tuchel en su rueda de prensa. Sus palabras pintan el retrato de un profesional ejemplar: “Es un tipo muy, muy agradable, muy amable, muy educado, con buen sentido del humor y lleno de calidad.”
En un mundo donde la autoconfianza a veces roza la arrogancia, la humildad de Loftus-Cheek, o quizás su autodesconocimiento, lo hace aún más intrigante. Es casi una anomalía ver a un talento tan puro, no vanagloriarse de sus habilidades.
Un Mediocampista Clave: Más Allá de los Números
Loftus-Cheek no solo compite por un puesto en el mediocampo central; lo exige con su rendimiento. Su versatilidad, su capacidad para recuperar balones y lanzarse al ataque, lo convierten en un activo valioso para cualquier esquema táctico. En Milán, ha demostrado que puede ser el motor del equipo, el pivote que conecta defensa y ataque con una elegancia y potencia que pocos poseen. Es un jugador de esos que te hacen preguntarte, ¿dónde ha estado todo este tiempo?
La “ironía” de la situación, si es que se puede llamar así, reside en que a menudo son los más talentosos quienes dudan de su propia magnitud, mientras que otros con menos chispa pasean su ego con banderas al viento. Loftus-Cheek, al parecer, pertenece al primer grupo, lo cual, para un entrenador como Tuchel, debe ser tanto un desafío como una bendición. Un diamante en bruto que necesita ser convencido de su propio brillo, un proyecto a medio terminar que ya es una obra de arte.
Mirando al Futuro: El Mundial 2026 a la Vista
Con 29 años, Loftus-Cheek está en la plenitud de su carrera. Los próximos partidos internacionales no solo son una oportunidad para sumar a sus 10 internacionalidades, sino también una plataforma para consolidarse como una opción inamovible de cara al Mundial de 2026. Si logra mantenerse en forma y seguir rindiendo al nivel que ha mostrado en Italia, su presencia en la cita mundialista de Norteamérica podría ser tan inevitable como bienvenida.
El viaje de Ruben Loftus-Cheek es un recordatorio de que el talento no siempre es evidente para quien lo posee, y que a veces, un cambio de escenario es el catalizador necesario para que un jugador descubra su verdadero potencial. La pelota está en su tejado, y el mundo del fútbol espera ver hasta dónde puede llegar este mediocampista que, según su entrenador, aún no sabe lo bueno que realmente es. Y quizás, esa pequeña pizca de inconsciencia es precisamente lo que lo hace tan especial.