La promesa del presidente André Villas-Boas de que este podría ser el “mayor mercado de la historia” del club no ha caído en saco roto. De hecho, los 73 millones de euros ya invertidos en nuevas incorporaciones permanentes son solo el principio de una ambiciosa remodelación que busca devolver al equipo a la senda de la victoria y, más importante aún, a la lucha por los títulos en Portugal.
Las Caras Nuevas y las Cifras Redondas
Hasta el momento, la inversión es clara y directa. El Porto ha apostado por la adquisición total de los derechos de varios jugadores, consolidando una base sólida para el proyecto del nuevo entrenador. Las incorporaciones más destacadas incluyen:
- Gabri Veiga: 15 millones de euros. Un talento que promete dinamismo en el mediocampo.
- Dominik Prpic: 4.5 millones de euros. Apuesta por la juventud y el potencial.
- Borja Sainz: 13.3 millones de euros. Un extremo con desborde y gol.
- Victor Froholdt: 20 millones de euros. La joya de la corona, una inversión considerable que eleva las expectativas.
- Alberto Costa: 15 millones de euros. Refuerzo clave para la defensa o el centro del campo.
- Jan Bednarek: 7.5 millones de euros. Experiencia y solidez defensiva.
A esta lista se suma la llegada del portero João Costa, quien arribó a coste cero desde el Estrela da Amadora, demostrando que no toda adquisición de valor se traduce en cifras millonarias.
Cuando los Objetivos Engordan la Cuenta
Pero el gasto de 73 millones de euros es solo la punta del iceberg. El fútbol moderno está lleno de cláusulas y objetivos que pueden disparar el coste final de las operaciones. En el caso del Porto, dos nombres resuenan con fuerza y podrían añadir una suma significativa a la factura de transferencias:
- Nehuén Pérez: 13.3 millones de euros. Una cláusula de compra obligatoria que convierte al central en patrimonio del club.
- Samu: 17 millones de euros. El deseo de adquirir la totalidad del pase del delantero eleva su coste.
Si estas operaciones se concretan, la inversión total del FC Porto podría superar los 103 millones de euros. Una cifra que, para la Primeira Liga, no solo es ambiciosa, sino casi desorbitada, digna de los grandes de Europa. ¿Demasiado riesgo? Quizás, pero el objetivo es claro: dejar de ser terceros.
La Batuta de Farioli y el Rompecabezas Incompleto
Bajo la dirección del nuevo técnico Francesco Farioli, la plantilla del Porto ya luce un rostro renovado. Sin embargo, como bien saben los directores deportivos, el mercado de agosto es una bestia indomable, y los Dragones aún no han dicho su última palabra. Se espera que el club busque incorporar dos o tres jugadores más, preferiblemente a través de cesiones, para optimizar la inversión y cubrir posiciones específicas. La prioridad: un delantero centro o un extremo, jugadores que puedan marcar la diferencia y aportar esa chispa que faltó la temporada pasada.
La Puerta de Salida: Aligerando la Carga
Una revolución no solo implica sumar, sino también restar. Para equilibrar las cuentas y la masa salarial, el FC Porto también está trabajando en la salida de varios futbolistas que no encajan en los planes para la temporada 2025/2026. Jugadores como André Franco, Romário Baró y Fábio Cardoso figuran en la lista de transferibles. Además, nombres como Deniz Gul, Danny Namaso, Marko Grujic e Iván Jaime podrían seguir el mismo camino, buscando nuevos horizontes donde encontrar más minutos y protagonismo.
El Objetivo Final: Un Retorno a la Gloria
La razón detrás de toda esta agitación en el mercado es simple y dolorosa para los aficionados portistas: el tercer puesto en la I Liga de la temporada anterior. Un resultado inaceptable para un club con la historia y la ambición del Porto. La llegada de Francesco Farioli al banquillo es la pieza clave de esta “revolución”, un intento de borrar la última campaña y de relanzar al equipo hacia la conquista de los títulos. Con una plantilla renovada y un enfoque claro, los Dragones se preparan para una temporada 2025/2026 en la que cada euro gastado buscará justificarse en forma de victorias y, sobre todo, de trofeos. La presión es alta, pero la promesa de André Villas-Boas ha puesto el listón donde debe estar: en la cima.