El aroma a frustración es palpable en Casteldebole. Tras la derrota por 1-0 ante el imponente AC Milan en San Siro, el entrenador del Bologna, Vincenzo Italiano, no se anduvo con rodeos. Su equipo, los Rossoblu, volvió a exhibir un dominio de balón que, lejos de ser una virtud, se ha convertido en un pesado lastre. Una posesión estéril que, partido tras partido, deja a los aficionados con la sensación agridulce de un equipo que juega, pero no concreta.
La Paradoja de la Posesión: Un Espejismo de Control
En el fútbol moderno, tener el balón es, a menudo, sinónimo de control. Sin embargo, el Bologna de Italiano parece estar inmerso en una curiosa paradoja: acumula minutos de tenencia sin que ello se traduzca en peligro real para la portería rival. Ante el AC Milan, el equipo mostró destellos, sí, pero la balanza se inclinó por la falta de mordiente en los metros finales. “Seguimos esperando ese cambio de ritmo“, declaró un Italiano visiblemente contrariado, “para que la posesión estéril cree situaciones peligrosas”. Es como tener la receta de un manjar exquisito, pero olvidar encender el horno. El potencial está, la ejecución, ausente.
El gol de Luka Modric, que casualmente acababa de celebrar su 40º cumpleaños –un detalle que para algunos es una anécdota, para otros, una señal de la eternidad de los grandes– fue un mazazo. Una jugada que el centrocampista croata inició y culminó, demostrando esa eficacia que al Bologna le urge encontrar. Mientras tanto, los Rossoblu vieron cómo la madera salvaba a los locales en varias ocasiones, recordándonos que, a veces, incluso la suerte necesita un empujón.
El Llamado a la Intensidad: Cuando el Ritmo lo es Todo
Italiano no busca excusas en el árbitro, a pesar de la controversia tardía por un penalti pitado a Christopher Nkunku y luego anulado tras revisión del VAR. Su mirada está puesta en el rendimiento de su propio equipo. “El primer tiempo no fue malo y deberíamos haber movido el balón un poco más rápido para crear situaciones aún más peligrosas”, analizó el técnico. Pero la segunda mitad fue la gota que colmó el vaso de su paciencia.
“Después del descanso, seguía esperando ese cambio de ritmo, pero debemos seguir trabajando en el tempo y la intensidad, que es lo que marcó la diferencia para nosotros la temporada pasada. Aún no lo estamos haciendo y los nuevos jugadores todavía están aprendiendo, así que tenemos que hacer que esos mecanismos funcionen rápidamente con los recién llegados.”
Esta declaración es una radiografía clara del problema. El Bologna FC necesita despertar. La temporada pasada, el equipo se caracterizó por una dinámica diferente, una chispa que ahora parece extinguida. La llegada de nuevos futbolistas, si bien inyecta talento, también requiere un periodo de adaptación que, para un equipo que necesita resultados, puede sentirse eternamente largo. La cuestión no es solo qué tan rápido corren los jugadores, sino qué tan rápido piensan y ejecutan en el campo.
La Obra Inconclusa: Desafíos Ofensivos y Esperanzas en la Serie A
La crítica de Italiano se centra en aspectos muy concretos del juego ofensivo: la lentitud en la transición de un lado a otro, la falta de duelos individuales en las bandas y, sobre todo, la escasez de centros al área y de jugadores que rematen. Con solo un gol en las primeras tres jornadas de la Serie A, la estadística es un espejo cruel que subraya los problemas ofensivos del equipo.
Puntos clave para la mejora táctica:
- Movimiento del balón: Necesidad de mayor fluidez y velocidad para desorganizar al rival.
- Duelos individuales: Aprovechar las bandas para desequilibrar y generar superioridades.
- Centros al área: Generar más oportunidades desde los costados con precisión.
- Presencia en el área: Sumar más efectivos en zonas de remate para aumentar las probabilidades de gol.
La ausencia de figuras como Jens Odgaard, quien se recupera de una cirugía complicada, agrava la situación, pero no exime al resto de la plantilla. Los “chicos inteligentes”, como los describe Italiano, tienen la capacidad de comprender y ejecutar, pero la urgencia apremia. El tiempo en el fútbol italiano es un bien escaso y valioso, y el Bologna no puede permitirse el lujo de esperar indefinidamente por ese “clic” que lo transforme de un equipo de buenas intenciones a uno de resultados. La integración de jugadores y la mejora en la eficacia goleadora son ahora sus prioridades.
El desafío para Vincenzo Italiano es claro: encontrar la fórmula para que su Bologna no solo tenga el balón, sino que lo domine con propósito. Convertir la frustración en fuego, la posesión en goles, y la promesa en realidad. Porque en la Serie A, la estética sin eficacia es solo un bello pretexto para la derrota, y el resultado, al final, es lo único que importa.