El fútbol, a menudo, es un lienzo donde la rivalidad pinta los momentos más memorables. Y pocos duelos en Francia son tan cargados de historia, pasión y, ocasionalmente, drama como el Olympico. En esta ocasión, el Olympique Lyonnais buscaba una dulce revancha, y la encontró, aunque no sin una buena dosis de tensión y giros inesperados. Con una victoria ajustada de 1-0 sobre un Olympique de Marsella que jugó gran parte del partido con diez hombres, el Lyon no solo vengó agravios pasados, sino que también consolidó un inicio de temporada impecable que roza la perfección.
Un Comienzo Engañoso y la Furia Desatada
El encuentro arrancó con el Marsella intentando imponer su ritmo. La posesión inicial favorecía a los visitantes, quienes, sin embargo, encontraron pocas vías para traducir ese dominio en peligro real. Era un ajedrez táctico donde el Lyon, con una paciencia casi estoica, esperaba su momento, listo para golpear en la contra. Y esos momentos llegaron, fugaces pero punzantes, con Malick Fofana y Abner al frente, probando los reflejos del portero Gerónimo Rulli, quien ya desde temprano demostraba por qué es una pieza clave para el OM.
La primera mitad, sin embargo, se recordaría por un cúmulo de incidentes que encendieron la mecha del partido. Abner, protagonista en ataque, intentó una jugada audaz que culminó en una caída dentro del área. El árbitro, en un primer momento, señaló el punto de penalti, pero la intervención del VAR no solo anuló la decisión, sino que castigó al defensor con una tarjeta amarilla por simulación. Un recordatorio oportuno de que la tecnología, a veces, puede ser un juez más implacable que el propio colegiado.
Pero el verdadero punto de inflexión estaba por llegar. En el minuto 30, una entrada tardía de CJ Egan-Riley sobre Malick Fofana dejó al árbitro sin otra opción que mostrarle una tarjeta roja directa. El Marsella se quedaba con diez hombres y más de 60 minutos por delante en uno de los estadios más hostiles del campeonato. Una ironía del destino para un equipo que, minutos antes, había visto cómo se le anulaba un gol al Lyon por un fuera de juego marginal. La balanza del partido se inclinaba drásticamente.
Resistencia Heroica y el Golpe Final
Con la superioridad numérica, el Lyon asumió el control total. La estrategia del Marsella, liderada por De Zerbi, se vio obligada a una rápida y dolorosa reestructuración. Entraron hombres de refresco para intentar compensar la desventaja, pero la dinámica del juego ya era otra. El Groupama Stadium rugía con cada ataque de sus Gones, que asediaban la portería de Rulli. El portero argentino se erigió en el héroe marsellés, protagonizando paradas espectaculares que mantenían con vida a su equipo, incluso cuando la lógica dictaba lo contrario.
A pesar de la inferioridad, el Marsella demostró una resiliencia encomiable. En algunos contraataques esporádicos, hombres como Pierre-Emerick Aubameyang y Hamed Junior Traoré (en un debut prometedor) lograron inquietar la meta de Descamps. Eran destellos de peligro que recordaban que, incluso diezmados, los equipos grandes nunca se rinden por completo. Pero la presión del Lyon era incesante, un martillo pilón que buscaba la fisura.
Finalmente, el cerrojo se rompió. En un saque de esquina, tras un barullo en el área y un remate que se estrelló en el travesaño, el balón terminó en la red tras un toque desafortunado de Leonardo Balerdi. Un gol en propia puerta, el colofón a una noche de infarto, que sentenció el partido a favor del Lyon. El Groupama estalló en júbilo, una mezcla de alivio y euforia. La venganza estaba servida, y con ella, tres puntos vitales.
El dato: Con esta victoria, el Olympique Lyonnais suma su tercera victoria consecutiva en la Ligue 1, manteniendo su portería imbatida y ostentando un récord perfecto desde el inicio de la temporada. Un logro notable para un equipo que, a principios de verano, se enfrentaba a la amenaza de una relegación administrativa.
Un Futuro Brillante o una Lucha Constante
Para el Lyon, este Olympico no es solo una victoria más. Es una declaración de intenciones. Después de un período turbulento, que incluyó la incertidumbre sobre su futuro en la élite, el equipo ha resurgido con una fuerza inesperada. Tres victorias, cero goles encajados. Un inicio de temporada que nadie habría predicho, y que ahora ilusiona a su afición. La revancha se siente más dulce cuando viene acompañada de una racha así.
Para el Marsella, la derrota, aunque dolorosa, deja un sabor agridulce. La expulsión temprana condicionó por completo el partido, pero la capacidad de resistencia del equipo, incluso con un hombre menos, es algo a destacar. Rulli brilló bajo palos, y la lucha constante demostró que hay carácter en el vestuario. De Zerbi tendrá tarea por delante, pero hay bases sobre las que construir.
El Olympico, una vez más, nos recordó por qué el fútbol es tan apasionante. Estrategia, drama, errores, heroísmo y un final que mantuvo a todos al borde de sus asientos. El Lyon se lleva los puntos, la revancha y la confirmación de un inicio de liga de ensueño. El Marsella, la amarga experiencia de jugar contra diez, pero la cabeza en alto por la lucha incansable. La Ligue 1 sigue su curso, y si este es el preludio, nos esperan emociones fuertes.