En el siempre convulso y, para el aficionado culé, a menudo frustrante mercado de fichajes, el FC Barcelona busca piezas clave para revitalizar su plantilla. Tras una temporada con más sombras que luces, la necesidad de incorporar talento que marque diferencias es palpable. Uno de los nombres que resuena con más fuerza en los despachos de la Ciudad Deportiva Joan Gamper es el de Luis Díaz, el talentoso extremo colombiano que actualmente milita en las filas del Liverpool.
Díaz, conocido por su velocidad endiablada, su capacidad para el regate y su olfato goleador desde la banda izquierda, encaja a la perfección en el perfil de jugador desequilibrante que tanto parece añorar el ataque azulgrana. Su rendimiento en la Premier League, una de las ligas más exigentes del planeta, sumado a su destacada participación con la selección colombiana, lo convierten en un activo muy codiciado a nivel europeo.
Sin embargo, aquí es donde la cruda realidad económica del FC Barcelona entra en juego, como ya es costumbre en cada ventana de traspasos. Si bien el interés en el jugador es real y, según diversas fuentes, incluso se han explorado vías para sondear su disponibilidad y la del propio futbolista, la barrera infranqueable parece ser, una vez más, el precio de salida fijado por su club. Desde Anfield, hogar del Liverpool, la postura es clara: no hay necesidad imperiosa de vender y, en caso de hacerlo, sería por una cifra que refleje el valor de un jugador de su calibre y con contrato en vigor.
Reportes recientes sitúan esa cifra en el entorno de los 82 millones de euros. Y es precisamente este monto el que, según informaciones provenientes de España, el FC Barcelona no está dispuesto –o, mejor dicho, no está en condiciones– de afrontar. La delicada situación financiera del club, lastrada por la alta masa salarial y las restricciones impuestas por el `fair play` financiero de La Liga, limita drásticamente su capacidad de inversión en fichajes de este tipo. Pagar más de 80 millones de euros por un solo jugador, por muy deseado que sea, escapa a la realidad presupuestaria actual del Barça.
La noticia llega, además, poco después de que el club viera cómo otra de sus opciones prioritarias para el ataque, Nico Williams del Athletic Club, renovaba su contrato y se mantenía fuera del alcance económico azulgrana. Esta doble dificultad subraya la compleja coyuntura que vive el departamento de fichajes del Barça, obligado a buscar soluciones imaginativas o, directamente, a rebajar el nivel de sus objetivos si los precios se disparan.
Así las cosas, y salvo un giro radical en los acontecimientos que implicase una rebaja sustancial e inesperada por parte del Liverpool o una venta millonaria en el propio Barcelona (dos escenarios poco probables a corto plazo), la opción de ver a Luis Díaz vistiendo la camiseta azulgrana la próxima temporada parece, al día de hoy, una quimera. La `operación Luis Díaz` se encalla, no por falta de voluntad del jugador o interés del club, sino por ese obstáculo tan recurrente en Can Barça: el inflexible precio del mercado. El talento se desea, pero la caja manda.