En la era digital, donde las transacciones bancarias se hacen con un clic y las reuniones globales se gestionan desde el sofá, uno esperaría que la democracia en las grandes instituciones deportivas abrazara la modernidad con entusiasmo. Sin embargo, en el glorioso Sport Lisboa e Benfica, la senda hacia el futuro electoral se encuentra con un inesperado obstáculo: el voto electrónico.
Las próximas elecciones del club lisboeta, programadas para octubre, prometían ser un campo de batalla para nuevas ideas, y la propuesta de implementar el voto electrónico figuraba prominentemente en la agenda. Pero, al parecer, el camino de la innovación está empedrado de buenas intenciones y, en este caso, de requisitos estatutarios muy específicos.
Noronha Lopes: El Guardián de la Tradición (y la Unanimidad)
Una reciente reunión crucial, presidida por José Pereira da Costa, no logró avanzar en este frente. ¿El motivo? La firme oposición, o al menos la falta de consentimiento unánime, de la candidatura liderada por João Noronha Lopes. Curiosamente, el propio Lopes no estuvo presente en esta cita tan relevante, delegando su representación en Pedro Marecos y Guilherme Fontes. Una ausencia que, como veremos, no pasó desapercibida.
Según los estatutos del club, la adopción del voto electrónico requiere la unanimidad de todos los candidatos, una cláusula que, para algunos, se ha convertido en una formidable barrera. Si no hay acuerdo, la votación se mantendrá en su formato presencial y tradicional en urna.
Cristóvão Carvalho: La Voz de la Modernidad y la Crítica
Mientras se definían procedimientos y fechas para el acto electoral, Cristóvão Carvalho, otro de los candidatos, no dudó en utilizar sus redes sociales para expresar su descontento. Sus dardos apuntaron directamente a Noronha Lopes y su postura sobre el voto electrónico, especialmente en lo que concierne a los socios residentes en regiones autónomas y fuera de Portugal.
“Quien quiera liderar el Benfica tiene que estar presente, en persona, en todos los momentos en que el Benfica le llama y no solo en aquellos que cree que le traen votos.”
— Cristóvão Carvalho
Pero más allá de la asistencia, el fondo del asunto es la participación. Carvalho enfatizó que la posición “irredutible” de Noronha Lopes “impide que todos los benfiquistas – especialmente los que viven fuera de Lisboa y fuera de Portugal – puedan votar con facilidad, seguridad y transparencia”. En su visión, esto va en contra de los principios de una democracia moderna y accesible.
La Paradoja Digital en el Corazón de un Gigante
La defensa de Carvalho es clara y contundente:
“Yo defiendo un sistema moderno, auditado por entidades externas, accesible a todos los socios del Benfica, estén donde estén.”
Aquí es donde la trama se espesa y la ironía se asoma. En pleno siglo XXI, con tecnologías que permiten operaciones financieras globales seguras y sistemas de voto electrónico ya implementados en elecciones nacionales de algunos países, ¿por qué un club de fútbol, por muy histórico que sea, se aferra a una modalidad que limita la participación de miles de sus miembros más leales?
La discusión trasciende la mera conveniencia; toca la fibra de la igualdad y la representatividad. ¿Acaso los socios que viven en el extranjero o en otras regiones de Portugal tienen menos derecho a un voto accesible y eficiente? La respuesta, para muchos, es un rotundo “no”. Es una pena que, mientras algunos clubes avanzan hacia la digitalización total de sus procesos, otros prefieran la seguridad del papel y la urna, incluso a costa de la inclusión.
A pesar de este impasse, la batalla no está perdida. Con más reuniones programadas en las próximas semanas, la esperanza de un cambio de escenario persiste. Lo que está claro es que las elecciones del Benfica no solo elegirán a un nuevo líder, sino que también podrían definir el rumbo de la participación democrática en uno de los clubes más grandes de Portugal. El balón está en el tejado de los candidatos, y los socios, tanto los cercanos como los lejanos, observan con atención si la modernidad finalmente logrará marcar un gol decisivo.