El reciente derbi de Mánchester fue más que un simple partido de fútbol; fue una declaración, un recordatorio contundente de la divergencia de caminos que han tomado los dos gigantes de la ciudad. Con un resultado de 3-0 a favor del Manchester City, el encuentro no solo redefinió la jerarquía local, sino que también expuso, con una crudeza dolorosa, la persistente incapacidad del Manchester United para construir una defensa sólida y coherente.
Dos Porteros, Dos Destinos: El Espejo de una Ciudad Dividida
La narrativa del partido podría condensarse en el debut de dos porteros recién llegados, cada uno viviendo una experiencia diametralmente opuesta. Por un lado, Gianluigi Donnarumma, flamante fichaje del City, disfrutó de una tarde de domingo inusualmente tranquila. Con apenas dos tiros a puerta de los Red Devils, su presencia fue más testimonial que decisiva, anticipando, quizás, desafíos mayores en la UEFA Champions League o contra el Arsenal en Premier League. Una introducción gentil a la vida en Inglaterra, sin duda.
En el otro extremo, el debutante del United, Altay Bayindir, tuvo una jornada que probablemente querrá olvidar. Lento en su reacción ante el primer gol de Foden y superado sin paliativos en los dos tantos de Erling Haaland, Bayindir personificó la fragilidad defensiva de su equipo. Aunque el artículo original lo sugiere como una mejora «técnica» sobre André Onana (ahora cedido al Trabzonspor), su rendimiento en este derbi planteó serias dudas sobre si realmente es la pieza que el United necesita para su anhelada reconstrucción. Una dosis de cruda realidad, más que una dulce bienvenida.
La Defensa del United: Un Caos Predecible
Si la actuación de Bayindir fue decepcionante, la defensa en su conjunto del Manchester United rozó lo «caótico», como bien señalaba la prensa. Los errores, lejos de ser incidentales, parecen ser un patrón semanal, una constante inquietante en su desempeño. El primer gol de Haaland es un ejemplo paradigmático:
- Nico O`Reilly burla a Manuel Ugarte con un «túnel».
- El balón llega a Phil Foden, quien inexplicablemente goza de una libertad pasmosa.
- Un pase rápido a Jeremy Doku, y la defensa del United intenta cerrar espacios, pero ya es demasiado tarde.
- Cuando Haaland remata a la red, ¡cinco camisetas rojas lo persiguen sin éxito dentro del área!
Este nivel de desorganización es sintomático de un plan defensivo ineficaz, una orquesta desafinada donde cada músico parece tocar su propia partitura. Y lo más preocupante es que no es la primera vez que ocurre, y, con una dosis de ironía amarga, es improbable que sea la última.
Ruben Amorim: ¿El Hombre Adecuado para la Reconstrucción?
La derrota, la enésima en el historial reciente del United, pone al técnico Ruben Amorim bajo un microscopio aún más potente. La pregunta que flota en el aire ya no es si llegará a Navidad, sino si superará Halloween. La visión táctica del entrenador, supuestamente en proceso de «reconstrucción», no parece estar calando, o al menos, no está dando los frutos esperados.
Las decisiones de Amorim durante el partido fueron, como mínimo, «desconcertantes». Su aparente reticencia a abandonar su formación preferida, incluso cuando el barco se hundía, es un punto de debate. Pero sus sustituciones fueron aún más extrañas: realizar un cambio defensivo (introduciendo a Harry Maguire por Leny Yoro) *después* de ir 2-0 abajo, quizás con la ciega esperanza de un gol a balón parado, es una estrategia que pocos comprenden. La primera sustitución ofensiva no llegó hasta el minuto 80, con Joshua Zirkzee entrando al campo, y ya con el marcador en un lapidario 3-0. Esto podría ser un indicio de la composición general de la plantilla, pero también de una gestión de partido que deja mucho que desear.
«El problema en el Manchester United siempre ha sido más grande que un solo entrenador. Arreglar a los Red Devils después de una década de mala planificación de plantilla nunca iba a ser una tarea rápida.»
Esta afirmación, resonante y contundente, nos recuerda que la crisis del United es sistémica, profunda y arraigada en años de decisiones cuestionables. Aunque Amorim no está ayudando a su propio caso, la tarea que tiene por delante es hercúlea.
La Brecha se Agranda: Un Futuro Incierto
Este derbi de Mánchester no fue un mero revés; fue un síntoma de una brecha de calidad cada vez más evidente entre los dos clubes. Mientras el Manchester City de Pep Guardiola se consolida como una máquina de fútbol, eficiente y casi impecable, el Manchester United lucha por encontrar una identidad, una consistencia y, sobre todo, una fiabilidad defensiva que le permita competir al más alto nivel. Con solo seis partidos disputados en todas las competiciones esta temporada, está claro que el United no ha mejorado notablemente respecto a la temporada pasada. Siguen muy lejos de ofrecer una actuación competitiva en un derbi o, para el caso, en cualquier partido de verdadera trascendencia.
La ciudad de Mánchester tiene ahora dos colores dominantes, y el azul del City brilla con una intensidad que, por ahora, eclipsa el rojo apagado de un United que busca desesperadamente su rumbo. El camino es largo, y las preguntas, más numerosas que las respuestas.