El debut de José Mourinho al frente del SL Benfica no ha dejado a nadie indiferente. La sexta jornada de la I Liga portuguesa fue testigo de una victoria por 3-0 ante el AVS, un marcador que, si bien suena contundente, oculta una historia de dos mitades y la palpable influencia del “Special One” en el vestuario de las Águilas. Es cierto, la excelencia aún está en el horizonte, pero la segunda parte de este encuentro dejó una sensación de dominio y propósito que hace sonreír a los aficionados y, sin duda, al propio técnico.
El Telón se Abre con Incertidumbre: La Primera Mitad
La expectación era máxima. Todos los ojos estaban puestos en el regreso de Mourinho al banquillo benfiquista, y la afición, fiel a su estilo, lo recibió con una ovación que resonó en Vila das Aves. Sin embargo, el entusiasmo inicial no se tradujo de inmediato en brillantez sobre el césped. Los primeros 45 minutos fueron, para ser francos, un tanto deslucidos. Los viejos fantasmas del Benfica, esos de una construcción de juego a veces errática y una inspiración escasa, parecieron querer hacer acto de presencia.
El AVS, lejos de ser un mero espectador, demostró ser un equipo organizado, competente y con la valentía de incomodar a los gigantes de Lisboa. Con un bloque alto y una presión asfixiante, lograron dificultar la salida de balón de los encarnados, haciendo que cada pase fuera una pequeña odisea. Las dificultades para penetrar en el último tercio eran evidentes, y el reloj avanzaba sin que el marcador se moviese.
Pero justo cuando el pitido del descanso parecía inminente, llegó la chispa. En una jugada de pura insistencia, Sudakov, el joven ucraniano, encontró el espacio y soltó un potente remate que se coló en la red. Un gol que no solo significaba el 1-0, sino que también marcaba su debut goleador con la camiseta del Benfica, un detalle que el destino, con su peculiar sentido del humor, decidió reservar para el último aliento de la primera parte. A veces, la épica se esconde en los pequeños momentos.
La Magia del Vestuario: El Efecto Mourinho en Acción
¿Qué sucedió en el vestuario durante el intermedio? Solo Mourinho y sus jugadores lo saben con certeza, pero el efecto fue tan claro como el agua. El Benfica que saltó al campo en la segunda mitad era un equipo transformado. De repente, la construcción era fluida, los pases encontraban su destino y la velocidad en la circulación del balón era otra. Las Águilas tomaron las riendas, no solo del esférico, sino de la narrativa del partido.
Las pinceladas tácticas de Mourinho ya eran evidentes. Aunque el tiempo de preparación fue limitado, se notaron algunas variantes respecto al Benfica anterior. Ivanovic regresó al once titular, Sudakov se posicionó como interior izquierdo, lo que le permitió mostrar su visión de juego y capacidad creativa, y Enzo Barrenechea se asentó en la posición de mediocentro defensivo, aportando equilibrio y consistencia. Estos ajustes, sutiles pero significativos, cambiaron por completo la dinámica del encuentro.

El dominio del Benfica fue abrumador. A los 56 minutos, la balanza se inclinó aún más a su favor cuando un penalti sobre Otamendi fue convertido con frialdad por Pavlidis. Y poco después, para coronar una actuación segura, Ivanovic anotó su segundo gol para el club, sellando el 3-0. El marcador permitía una tranquilidad absoluta, y el Benfica gestionó el resto del partido con la autoridad de quien sabe que la victoria está asegurada.
Los Protagonistas de la Noche: Rendimiento Individual
En una noche donde el colectivo mostró dos caras, hubo individualidades que brillaron con luz propia:
Sudakov: El Director de Orquesta
El ucraniano fue, sin duda, la figura más destacada y merecidamente elegido como el mejor jugador del partido. Su gol no fue un mero accidente; su influencia en el juego fue constante. Con una clase innata en el toque de balón y una capacidad para marcar la diferencia con un criterio exquisito, Sudakov se erigió como el “patrón” en la construcción del juego desde una posición más retrasada. Si este es el inicio, su futuro en el Benfica promete ser estelar.
Pavlidis: El Martillo Ofensivo
El delantero tuvo una actuación notable, especialmente en la segunda mitad. No solo concretó el penalti con maestría, sino que su participación en el proceso ofensivo fue constante y decisiva. Su asistencia para el gol de Ivanovic fue la guinda a una exhibición muy completa.
Ivanovic: La Consolidación
Autor de su segundo gol con las Águilas, Ivanovic coronó una actuación muy sólida. Su presencia en el once inicial y su rendimiento sugieren que será una pieza importante en los esquemas de Mourinho.
Richard Ríos: El Motor Incansable
Aunque quizás no siempre acapara los focos con destellos de genio, Richard Ríos ha demostrado ser un motor incansable para el equipo. Sus recientes actuaciones, siempre satisfactorias, lo confirman como un jugador versátil y necesario, capaz de cubrir cualquier necesidad en el mediocampo.
En el AVS: Destellos de Valentía
Incluso en la derrota, el AVS tuvo sus propios héroes. Pedro Lima, quien reemplazó a Bruno Lourenço, tuvo minutos para impresionar y lo hizo con creces. Su papel fue fundamental en la conexión del juego del AVS, manteniéndose consistente en la fase defensiva. Su influencia fue particularmente notable en la primera parte, cuando el AVS plantó cara al Benfica. Por su parte, Akinsola demostró ser un extremo desequilibrante, creando peligro constante, aunque le faltó un poco de puntería en la finalización.
Mirando al Futuro: Un Benfica con Sello Propio
La victoria por 3-0 es más que un simple resultado; es una declaración de intenciones. Mourinho, con apenas unos días al mando, ya ha dejado su huella. La capacidad de corregir errores sobre la marcha y transformar un equipo apático en un torbellino ofensivo en tan poco tiempo es una de las virtudes que lo han convertido en uno de los entrenadores más codiciados del mundo. Como él mismo afirmó, con un toque de su característica filosofía: “El cerebro humano es una cosa compleja”. Y vaya si lo es, especialmente cuando se trata de desentrañar los intrincados planes del técnico portugués.
Este triunfo es un punto de partida prometedor para el Benfica. Si bien el equipo aún “necesita afinar para brillar”, como bien se señalaba en el análisis inicial, la dirección es clara. Las Águilas han encontrado a su “Special One” una vez más, y el camino hacia la excelencia, aunque largo, ha comenzado con una victoria autoritaria que inyecta moral y confianza. Los aficionados pueden dormir tranquilos: el Benfica tiene entrenador, y su dedo ya se nota.