Con el telón de LaLiga 2024/2025 a punto de caer, la jornada 37 nos trae un clásico con un sabor particular: el Sevilla recibe al Real Madrid en el imponente Estadio Ramón Sánchez Pizjuán. A primera vista, la tabla clasificatoria podría sugerir un encuentro de trámite, una especie de partido amistoso con público. Pero, ¿es realmente así en el fútbol de élite? La respuesta, como casi siempre, es no. Para dos gigantes del balompié español, el honor, la reputación y el simple placer de la victoria nunca son negociables.
Cuando los Puntos no lo Son Todo: La Geografía del Orgullo
Es cierto que para el Sevilla, la victoria frente a Las Palmas y la derrota del Leganés han significado la consecución matemática de la salvación. Un respiro, sin duda, para una temporada que ha navegado por aguas turbulentas, alternando momentos de brillantez con otros de pura angustia. Ahora, con la permanencia asegurada, el equipo hispalense tiene la oportunidad de despedirse de su afición con una sonrisa. Un «gracias» en forma de buen fútbol y, por qué no, una victoria de prestigio que sirva de bálsamo y de cimiento para la próxima campaña.
Por otro lado, el Real Madrid, ya sin opciones matemáticas de levantar el título liguero, se encuentra en una situación agridulce. La derrota ante el Barcelona en el Lluís Companys les dejó fuera de la pugna, pero la grandeza de este club exige terminar cada competición con la máxima dignidad. Este partido, junto al último de la temporada, representa una de las últimas apariciones de Carlo Ancelotti al frente del banquillo blanco, al menos en este ciclo. Un técnico con su palmarés y un equipo con su historia no conciben una retirada discreta; buscan el aplauso final, la última obra maestra antes de cualquier cambio de ciclo.
Las Estrategias en el Tablero de Gala: ¿Experimentación o Confirmación?
Sin la presión asfixiante de los tres puntos vitales, tanto el entrenador del Sevilla como Ancelotti tendrán la libertad de mover sus piezas con una perspectiva diferente. ¿Veremos rotaciones masivas? ¿O se apostará por un once de gala para mantener el ritmo competitivo y ofrecer un buen espectáculo? Probablemente, una mezcla de ambas. Es el momento perfecto para probar sistemas, dar minutos a jugadores menos habituales o, simplemente, consolidar las ideas de juego de cara a la pretemporada. No es raro que en estos partidos “liberados” surjan destellos de genialidad táctica o individual.
Recordemos el partido de la primera vuelta, un vibrante 4-2 a favor del Real Madrid, con goles de Mbappé, Valverde, Rodrygo y Brahim Díaz, y las réplicas de Isaac Romero y Lukebakio para el Sevilla. Aquel encuentro fue un festín ofensivo, y esta vez, sin la calculadora de la clasificación, podríamos presenciar un duelo aún más abierto y desinhibido. El árbitro, Busquets Ferrer del Comité balear, tendrá la tarea de gestionar un encuentro que, si bien carece de urgencia en la tabla, estará cargado de la emotividad y tensión competitiva inherente a estos clubes.
Un Fin de Semana de Fútbol, Más Allá de los Títulos
Más allá de las vicisitudes de la clasificación, el partido entre Sevilla y Real Madrid es una cita ineludible para los amantes del buen fútbol. Es la esencia de LaLiga: dos estilos, dos historias, enfrentándose en un estadio con una atmósfera que siempre es eléctrica. Los jugadores buscarán dejar una buena imagen, los entrenadores afinarán detalles y los aficionados, tanto en el estadio como frente a sus pantallas, se deleitarán con un espectáculo que, incluso en los últimos compases de la temporada, mantiene su chispa. Porque el fútbol, al final, siempre es una cuestión de pasión.
El encuentro tendrá lugar el domingo 18 de mayo de 2025, a las 19:00 horas (hora peninsular española). Para aquellos que no puedan asistir al Ramón Sánchez Pizjuán, la retransmisión en directo estará disponible a través de Movistar Plus, tanto en televisión como mediante su plataforma online. Una oportunidad para ser testigos de un capítulo más en la rica historia de estos dos colosos del fútbol español, donde la gloria se mide a veces en puntos, y otras, simplemente, en la innegable pasión por el juego.