Randal Kolo Muani habló sobre su pasado, presente y futuro. El delantero francés, que llegó a la Juventus cedido por el Paris Saint-Germain en el último mercado de invierno, declaró en una entrevista con La Repubblica: “Mbappé y yo nacimos en Bondy con pocos días de diferencia, él el 20 de diciembre de 1998 y yo el 5. Pero yo soy de Villepinte, había 20 km de distancia, un mundo para un niño. Él ya era la estrella de la zona y se fue pronto, mientras que yo seguí haciendo pruebas”.
“En Italia estuvieron a punto de ficharme. Aquel verano entre Cremona y Vicenza tenía 16 años, era muy tímido y estaba muy unido a mi familia, fueron días duros. La Cremonese me habría fichado, pero no me propuso lo que esperaba. Al no venir de un centro de formación, habría necesitado 2 o 3 años para sentar las bases, pero solo me garantizaban uno. En Vicenza estuve a punto de firmar, pero mi padre no estaba entusiasmado con que me fuera al extranjero y me hizo volver. No estaba de acuerdo, quería quedarme y perseguir mi sueño. Pero mi padre tenía razón. Quizás tenía Italia en el destino. Eran los únicos dos equipos que me querían, aunque luego tuve la oportunidad de hacer otras pruebas, primero en Rennes y luego en Nantes, que finalmente me fichó”.
“El Nantes me mandó a curtirme al Boulogne-sur-Mer, segunda división. En mi debut reaccioné mal a una falta y me expulsaron. A la vuelta de la sanción, lo mismo: otra roja. Ahí cambié: perdí la cabeza dos veces, la encontré y no la he vuelto a perder. El primer entrenador que me convocó al primer equipo fue Sergio Conceição, me dijo cosas que se me quedaron grabadas en la cabeza. También me dijo que era demasiado nonchalant y que debía trabajar más, porque veía un gran potencial en mí”.
“¿La parada de Martínez en la final del Mundial 2022 Argentina-Francia? Una buena parada, hizo lo que tenía que hacer. Él era el portero, yo el delantero, ganó él. Todo fue muy rápido y un poco loco. Sé que si hubiera marcado habría entrado en la historia. He imaginado mil veces que podría haber sido diferente y tardé un poco en recuperarme, pero lo conseguí. No me arrepiento, es fútbol”.
“Un francés en el PSG, además costando 90 millones de euros, tiene una presión enorme y no todos son capaces de soportarla. Yo no lo conseguí. Tuve oportunidades y no las aproveché. Duele en el corazón, pero lo repito: es fútbol, no me arrepiento. ¿Que si las relaciones con Luis Enrique eran difíciles? No, muy, muy buenas. Es realmente un gran entrenador, me dio muchísimos consejos, es una suerte tener un técnico como él. ¿Que si me hizo jugar poco? En el campo iba yo, no él. Las oportunidades me las dio. Mi diversión se ha convertido en un trabajo y tengo que vivirlo de forma seria y profesional, porque hay mucho en juego. Pero una parte instintiva me la he guardado: si no sientes placer, y en París sentía poco, nunca florecerás. Y luego en el campo hay momentos en los que se necesita el instinto, para ganar un partido. ¿París es un capítulo cerrado? No lo definiría como cerrado, ya que todavía tengo contrato con ellos”.
“Mi voluntad es jugar y divertirme. Pero si las cosas siguen así, ¿por qué no quedarme? La Juventus es el club que me abrió las puertas. Hablé mucho con Thiago Motta antes de venir, me explicó cómo veía las cosas y cómo jugaríamos. Esto es lo que me atrajo y me impulsó a firmar, no creía que mis inicios salieran tan bien”.
“¿Delantero centro o extremo? Soy un delantero y hoy en día hay que ser polivalente, así que estoy bien tanto en el centro como por fuera. Prefiero jugar en espacios, buscar la profundidad y aprovechar mi velocidad, pero estoy demostrando que también sé combinar en espacios reducidos: contra el Verona, el gol nace del balón que le doy a Locatelli. Estoy contento de enfrentarme a Retegui, con el Atalanta: le conocía poco, me está sorprendiendo lo cómodo que se encuentra de cara a portería, su hambre de gol”.