Faltan cinco días. La cuenta regresiva ha comenzado para el partido Juventus-Inter, programado para el domingo por la noche en el Estadio de Turín. Los ultras nerazzurri no estarán presentes y los bianconeri ya jugaron el partido de ida de los playoffs de la Champions League contra el PSV Eindhoven, al que ya vencieron 3-1 en la fase de grupos.
A la espera del partido de vuelta de la próxima semana, el enfrentamiento con los campeones holandeses proporciona algunas indicaciones interesantes también para el Inter. El Inter solo ha ganado una vez el derbi de Italia fuera de casa en sus últimos 14 viajes al Estadio de Turín, con 5 empates y 8 derrotas, 7 goles a favor y 20 en contra. La única victoria se remonta al 3 de abril de 2022 con un gol decisivo de Calhanoglu de penalti.
En cuanto a los enfrentamientos directos entre Simone Inzaghi y Thiago Motta, este último (tras perder las tres primeras veces) solo ha sido derrotado en una de las últimas 5 ocasiones: el 9 de marzo de 2024 por 1-0 en Bolonia con un gol de Bisseck asistido por Bastoni.
La próxima jornada de liga, la 25ª, representa un punto crucial en la carrera por el scudetto. El sábado por la tarde, el Atalanta (tercero en la clasificación con 50 puntos) puede aprovechar el partido en casa contra el Cagliari para intentar reducir la distancia con el Inter (segundo con 54 puntos) y el Napoli (primero con 55 puntos), que se enfrentan a dos difíciles partidos fuera de casa contra la Lazio (sábado a las 18:00) y la Juventus.
Al PSV le gusta iniciar la jugada desde atrás con el portero, algo similar a lo que hace el Inter. Por su parte, el equipo de Thiago Motta cree mucho en la presión alta, una característica en la que los nerazzurri aún tienen margen de mejora. Otra arma a disposición de la Juventus es la imprevisibilidad, tanto en la formación inicial como en los cambios durante el partido: basta pensar en el gol de la victoria creado por dos jugadores que salieron desde el banquillo: Conceição y Mbangula. Jugadores capaces de marcar la diferencia también en los minutos finales, cuando el Inter suele bajar el ritmo y se vuelve más vulnerable en defensa.