Se acabó la Juventus de los soñadores, aquellos que hacían cálculos para alcanzar al Inter y al Napoli en la lucha por el Scudetto. Se acabó después de una noche humillante, en la que no hubo partido. Ni juego ni jugadores, ni excusas ni justificaciones. Ni primer ni segundo tiempo. Nada. La Juve es nada y solo le queda la esperanza de contener a Lazio y Bolonia en la carrera por el cuarto puesto. Pero no será fácil, ni mucho menos. Porque el número 4, después de perder 4-0 en casa, solo puede dar miedo. Todo el partido del Atalanta debería dividirse en muchos vídeos para enviar a Coverciano, al curso de entrenadores. Fue una sinfonía.
Mejor no hablar del colectivo Juventus y de las decisiones de Thiago Motta. Habrá tiempo y maneras en los próximos días y semanas, cuando Giuntoli (como ya ha hecho hasta ahora con gafas oscuras) busque precisamente en el “killer” Gasperini al sustituto para la próxima temporada.
Hablemos de las notas individuales. Di Gregorio bien, muy bien, incluso milagroso al final del primer tiempo, cuando ni siquiera él sabe cómo salvó la portería. Weah limitó los daños colaterales derivados de la zona de Lookman. Cuando en la segunda parte entró el desconocido Alberto Costa, fue peor. Peor que el habitual Gatti (enérgico y nada más) esta vez ofreció una versión suficiente de Kelly, aunque desafortunado en el auto pase que generó el 2-0 del Atalanta. Por la izquierda, Cambiaso siempre sufrió con Cuadrado y las superposiciones de Bellanova.
En el centro del campo, Thuram esta vez apenas suficiente y Locatelli simplemente ordinario. En resumen, no brillaron en comparación con Ederson y De Roon, que ganaron todos los duelos. Pero las verdaderas dificultades llegaron más arriba, con Yildiz que parecía un gatito mojado por la derecha, Nico González un espectador por la izquierda y McKennie un interior torpe cerca de Kolo Muani, que rara vez vio la herramienta de su oficio de goleador: el balón. En el segundo tiempo hubo un relevo de grandes ex: salió Cuadrado por Brescianini por un lado, entró Koopmeiners por Yildiz en el lío bianconero. La situación de la Juve empeoró, aunque parecía imposible después de un primer tiempo ya muy vergonzoso. E imbarazoso fue también el resbalón de Vlahovic que abrió al Atalanta la autopista hacia el último gol.
Esta era una especie de final para entrar en la carrera por el Scudetto. La ganó claramente el Atalanta, que dentro de una semana se enfrentará al Inter en Bérgamo… Para la Juve se trata del cuarto fracaso de la temporada en los partidos importantes. Primero fue la semifinal de Supercopa, luego el playoff de Champions League con el Psv Eindhoven, luego el disgusto en Copa Italia con el Empoli. La última final ganada sigue siendo la de la última Copa Italia de 2024. Parece que ha pasado una vida, pero solo han pasado diez meses. No había ruinas en mayo de 2024; las hay en marzo de 2025.