La victoria 5-4 de Italia sobre Israel ha dejado una estela de emociones encontradas, no solo en la afición, sino en el propio banquillo. Gennaro Gattuso, el enérgico técnico de la Azzurra, lo ha calificado como el «partido más loco» que ha vivido como entrenador. Un festín de goles que, sin embargo, revela una preocupación latente y un fascinante dilema táctico en el corazón del fútbol italiano.
El Alma de `Rino` en el Campo: Pasión Innegociable, Caos Permisivo
Gattuso, conocido por su fiera determinación y su inquebrantable espíritu combativo en sus días de jugador, parece haber infundido a su selección una dosis doble de su propia adrenalina. El equipo ataca con voracidad, presiona sin tregua y se niega a rendirse, una cualidad admirable que quedó patente al reponerse de sendos golpes israelíes. Moise Kean, Matteo Politano y Mateo Retegui son ejemplos claros de esta nueva efervescencia ofensiva.
«Fue un asesinato hoy. Es el partido más loco en el que he estado involucrado como entrenador. Concedemos goles ridículos con demasiada facilidad.»
— Gennaro Gattuso
Pero esta misma energía, esta sed insaciable de ir al ataque, parece venir con un precio: una alarming fragilidad defensiva. «Concedemos goles ridículos con demasiada facilidad», lamentó Gattuso. Es la paradoja del “Gattuso Effect”: un equipo que inspira con su coraje, pero desespera con su vulnerabilidad. Un espectáculo emocionante para el espectador neutral, pero un tormento para el estratega.
Italia: ¿La Cuna del Catenaccio o la Fábrica de Goles Locos?
La historia del fútbol italiano está intrínsecamente ligada al arte de la defensa, al `catenaccio`, a la solidez inquebrantable. Sin embargo, la actual Azzurra de Gattuso parece una desviación radical de esta tradición. Con diez goles a favor en dos partidos y cuatro en contra, el equilibrio es un concepto elusivo. Israel, un rival que, a priori, no figuraba como una amenaza ofensiva de primer nivel, logró anotar cuatro veces, aprovechando cada espacio y cada error de posicionamiento.
Desde un gol en propia puerta de Manuel Locatelli, hasta los contragolpes de Dor Peretz, la defensa italiana se vio repetidamente desorganizada. Los centrales, siguiendo a sus marcas, dejaban huecos que los laterales no siempre podían cubrir eficazmente. La presión alta, si bien efectiva en fase ofensiva, se convertía en una invitación al contraataque cuando se superaba la primera línea. Es como si la mentalidad de `anotar uno más que el rival` se hubiera vuelto la única regla, relegando la siempre venerada disciplina táctica.
La Responsabilidad del `Míster`: Un Trabajo en Construcción
Gattuso, con la humildad que le caracteriza, ha asumido la responsabilidad de los problemas defensivos. «Es mi problema, no el de los jugadores», afirmó. Esta declaración, lejos de ser una excusa, es una muestra de su compromiso por corregir el rumbo. Reconoce que el equipo, acostumbrado a otro tipo de referencias tácticas, necesita adaptarse a una filosofía que, si bien busca la proactividad, aún no encuentra su anclaje en la retaguardia.
La comparación con la era de Luciano Spalletti, criticado por la falta de reacción de su equipo ante la adversidad, es inevitable. Bajo Gattuso, la capacidad de respuesta es evidente; el equipo siempre encuentra la manera de volver al partido. Sin embargo, el desafío ahora es evitar recibir los “golpes” en primer lugar. Sandro Tonali, a quien Gattuso ve como una versión mejorada de sí mismo en el mediocampo, junto a Barella y Locatelli, tiene la tarea de aportar equilibrio y control en un centro del campo que, por momentos, parece una autopista.
El Camino al Mundial 2026: Puntos en el Bolsillo, Preguntas en el Aire
A pesar del torbellino emocional y táctico, Italia regresa a casa con seis puntos de seis posibles en las clasificatorias para el Mundial 2026, ocupando una sólida segunda posición detrás de Noruega. Un logro importante que no debe minimizarse. La mentalidad, la capacidad de lucha y la explosión ofensiva son activos valiosos.
No obstante, la aventura de Gattuso con la Azzurra apenas comienza. Estos “ocho días increíbles”, como los describe, han sido un laboratorio de emociones y enseñanzas. La pregunta es si la pasión desenfrenada y el descaro ofensivo serán suficientes para las etapas más exigentes. La solidez, la capacidad de gestionar una ventaja y la lectura precisa del partido serán cruciales. Italia ha demostrado que puede ganar a puro corazón y con un ataque arrollador, pero el verdadero reto de Gattuso será forjar un equipo que, además de entretener, inspire confianza en su propia portería. Un rompecabezas táctico con piezas brillantes, pero con algunas fugas evidentes que requieren una reparación urgente antes de que el caos se vuelva insostenible.