El fútbol, a veces, es una caja de sorpresas, y no siempre gratas. Tanguy Ndombélé, el talentoso centrocampista francés del OGC Nice, es el protagonista de una historia que combina perseverancia, una pizca de obstinación y una incertidumbre palpable sobre su futuro inmediato en los terrenos de juego. Tras someterse a una operación por una hernia deportiva, la gran pregunta que se cierne sobre el Allianz Riviera es: ¿cuándo volveremos a ver a Ndombélé pisar el césped?
El calvario de una lesión persistente
La historia de la lesión de Ndombélé no es nueva. Desde enero, el exjugador del Tottenham Hotspur, de 28 años, arrastraba molestias por esta hernia, un problema que, lejos de mejorar, se enquistó y lo apartó casi por completo de la segunda mitad de la temporada pasada. De ser una figura periférica, pasó a ser una ausencia total, con su última aparición en la Ligue 1 francesa fechada a finales de febrero. Una imagen desoladora para un jugador de su calibre, que ha demostrado destellos de brillantez en su carrera.
Una decisión tardía con consecuencias
Lo más llamativo de esta saga es la reticencia inicial del propio jugador a pasar por el quirófano. Una decisión personal que, con el tiempo, ha demostrado tener un coste significativo. Franck Haise, el técnico del OGC Nice, no ha ocultado su perspectiva al respecto. En declaraciones a L`Équipe, el estratega fue claro:
Se ha operado y eso es bueno. Lamento que haya ocurrido tan tarde, porque hubiera preferido que hiciera la pretemporada con nosotros. Fue su elección. Así son las cosas.
Una frase que, sin necesidad de dramatismos, revela una ligera frustración por el tiempo perdido, pero también una aceptación pragmática de la realidad. La pretemporada es crucial para la integración, el rendimiento físico y la cohesión del equipo, y Ndombélé se la perdió por una decisión que, en retrospectiva, parece haber sido costosa en términos de tiempo y adaptación.
El horizonte incierto: ¿Octubre, noviembre, enero…?
La pregunta del millón para los aficionados del Nice y para el propio cuerpo técnico, cuándo volverá Tanguy Ndombélé a los terrenos de juego, sigue sin respuesta. Haise no pudo ofrecer una fecha concreta, sumergiendo a los aficionados en un mar de especulaciones y paciencia forzada.
Sólo espero una cosa: ver cuándo el médico y Benoît (Delaval, jefe de rendimiento) digan que puede entrenar intensamente con el equipo. No sé si será en octubre, noviembre, diciembre, en enero…
Esta declaración no es solo una muestra de incertidumbre médica, sino también un recordatorio de que la recuperación de una hernia deportiva es un proceso delicado que no admite prisas, especialmente cuando ya se ha postergado la intervención. La salud del jugador es lo primero, pero el reloj corre y la temporada avanza.
La paciencia, el mejor aliado
Para el OGC Nice, la ausencia de Ndombélé es un rompecabezas. Contar con un jugador de su talento en plena forma sería un activo invaluable para la Ligue 1 y sus aspiraciones europeas, pero la realidad es que el equipo debe planificar sin él, al menos por ahora. Para Tanguy, esta etapa representa un desafío de paciencia y redención. La recuperación no solo es física, sino también mental, y el retorno a la élite exigirá una disciplina férrea y un compromiso absoluto.
En el fútbol moderno, donde cada partido cuenta y la preparación física es fundamental, las decisiones sobre la salud de un jugador pueden marcar una diferencia abismal. La historia de Ndombélé en Niza es un recordatorio de que, a veces, el camino más corto hacia la recuperación es el que se toma sin dilaciones. Ahora, solo queda esperar, con la esperanza de que ese “en algún momento” signifique pronto y con el jugador al 100%.