
Martin Odegaard, el capitán del Arsenal, dirigiendo la orquesta en el mediocampo.
El telón de la Liga de Campeones se levantó para el Arsenal con un encuentro que, aunque terminó en una victoria contundente por 2-0 frente al Olympiacos, dejó entrever momentos de tensión y la necesidad de una chispa de genialidad. Y esa chispa, para sorpresa de nadie –o quizás para el desconcierto de algunos–, provino de los pies del capitán: Martin Odegaard. Su regreso al once inicial tras una reciente molestia en el hombro no solo fue triunfal, sino que se convirtió en una declaración rotunda que silenció a aquellos que osaron dudar de su vigencia.
El Guion del Partido: Control, Oportunidades y un Héroe en Silencio
Los «Gunners» de Mikel Arteta dominaron la posesión y generaron un sinfín de oportunidades, con Gabriel Martinelli y Bukayo Saka siendo los autores de los goles. Sin embargo, el marcador de 1-0 se mantuvo precariamente durante gran parte de los 90 minutos, obligando al guardameta David Raya a realizar una intervención providencial en la primera mitad para mantener la ventaja. Incluso el flamante fichaje Viktor Gyokeres tuvo múltiples chances para ampliar la brecha, pero la puntería no estuvo de su lado en lo que fue una noche de frustración personal, a pesar de los esfuerzos colectivos.
Arsenal 2-0 Olympiacos – Champions League – Mejores Jugadores | Puntuación del Partido |
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Martin Odegaard | 8.1 |
Myles Lewis-Skelly | 7.9 |
David Raya | 7.6 |
Mikel Merino | 7.4 |
Chiquinho | 7.4 |
vía WhoScored |
Pero en medio de esta coreografía de ataque y ocasiones, hubo un director de orquesta que no dejó de mover los hilos. Martin Odegaard, con una precisión quirúrgica, dictó el tempo del partido desde el centro del campo. Su visión de juego y su rango de pases estiraron constantemente la defensa visitante, creando un sinfín de oportunidades, muchas de ellas para Gyokeres, quien se alimentó de los exquisitos balones filtrados del noruego, aunque sin el broche final.
El propio Odegaard estuvo a punto de coronar su esfuerzo con un gol, pero no pudo convertir un pase de Bukayo Saka ya en las postrimerías de la segunda mitad. No obstante, la justicia poética quiso que fuera Saka quien sentenciara el partido en el tiempo añadido, gracias a otro pase milimétrico de Odegaard que el inglés coló entre las piernas del guardameta Konstantinos Tzolakis. Una noche en la que la paciencia del «Maestro» fue recompensada.
Críticos al Banquillo: La Lección de Odegaard
El fútbol, a veces cruel y siempre impaciente, es un terreno fértil para la crítica. Y Martin Odegaard no fue la excepción. Antes del encuentro, voces agoreras –como la del ex-Arsenal Perry Groves– sugirieron que Arteta debería mantener a Odegaard en el banquillo, supuestamente para «enviarle un mensaje» y ayudar al ex-jugador del Real Madrid a reencontrar su mejor forma. Una sugerencia que, con el debido respeto, ahora suena a chiste del mal gusto tras la exhibición del noruego.
La actuación del miércoles fue, sin duda, la respuesta más elocuente. El jugador de 26 años demostró que sigue siendo una de las superestrellas de Arteta, y que su lugar está en el corazón del equipo. El experto de TNT Sports, Owen Hargreaves, no dudó en corroborarlo durante la transmisión, afirmando que Odegaard volvió a su «mejor nivel absoluto» contra el Olympiacos.
«En la primera mitad, fue el mejor jugador con diferencia, en su mejor nivel absoluto, técnicamente, pasando, con su primer toque, ayudó a crear el primer gol, no dejó dudas de que sigue siendo el jugador estrella del equipo en este momento», declaró Hargreaves a TNT Sports.
«Eso es probablemente tan bueno como puede jugar. Fue como un cirujano, era tan preciso con todo y cuando juega así, es una delicia verlo.»
«El gol es todo suyo, el toque y el peso de ese pase son absolutamente fabulosos.»

Bukayo Saka y Martin Odegaard, una sociedad letal en el ataque del Arsenal.
El Futuro: Competencia y Consolidación
Con un salario de 240.000 libras semanales, el mediocampista noruego no solo tiene que lidiar con las expectativas, sino también con la creciente competencia interna. Nombres como Eberechi Eze y el joven Ethan Nwaneri –a quien los «Gunners» desean desplegar más centralmente– aspiran a un puesto en el centro del ataque del Arsenal. Sin embargo, Odegaard, con su reciente asistencia contra el Newcastle el fin de semana pasado y su deslumbrante actuación europea, parece estar consolidando su posición como intocable en el esquema de Arteta.
«Fue agradable volver. Siento que no he jugado mucho esta temporada. Para ser honesto, probablemente solo el partido del United, lo extrañé y es bueno estar de vuelta. Me sentí bien, y una buena victoria», comentó Odegaard a TNT Sports.
«Eso es lo que quiero hacer [crear], especialmente cuando tienes esos jugadores arriba y sobre todo con Viktor, es tan agresivo y siempre una amenaza, así que ese es mi trabajo, crear cosas para ellos. Al final, conseguí la asistencia y podría haber tenido algunas más y marcado un gol, pero obtuvimos la victoria y fue bueno, así que lo disfruté.»
Una vez más, el fútbol nos recuerda que los grandes talentos no se olvidan, solo se toman un respiro. Y cuando regresan, lo hacen con la fuerza de un huracán, disipando cualquier sombra de duda y reafirmando su estatus. Martin Odegaard no solo ganó un partido, ganó la batalla contra los escépticos y, en el proceso, reafirmó su rol como el corazón latente del Arsenal en su aventura europea.