La pretemporada del fútbol suele ser un tiempo de experimentación, nuevas caras y la esperanza renovada ante una nueva temporada. Sin embargo, para el Liverpool FC, el inicio de la campaña 2025-26 estuvo marcado por una profunda tristeza y un recuerdo imborrable.
El trágico fallecimiento de su exjugador Diogo Jota y su hermano en un accidente automovilístico en España el pasado 3 de julio dejó a la comunidad `Red` en estado de shock. Con el corazón encogido, el equipo, el cuerpo técnico y, por supuesto, la incondicional afición, se prepararon para el primer encuentro de preparación, disputado contra el Preston North End, que inevitablemente se convirtió en algo mucho más que un simple partido amistoso.
Antes del pitido inicial, el ambiente en el estadio, si bien era el de un partido de preparación, estaba teñido de un respeto solemne. No era el bullicio habitual de la vuelta al césped, sino un espacio para la reflexión y la memoria. Se guardó un minuto de silencio en memoria de Diogo y su hermano, un instante en el que el tiempo pareció detenerse, permitiendo que el peso de la pérdida se sintiera colectivamente.
Acto seguido, las gargantas de los aficionados `Red` se unieron para entonar el himno sagrado del club, `You`ll Never Walk Alone` (Nunca Caminarás Solo). Esta vez, las palabras, cargadas de una emoción cruda y sincera, resonaron no solo como un cántico de aliento deportivo, sino como una promesa colectiva de recuerdo y un abrazo musical a la familia en duelo. Fue un momento escalofriante, un recordatorio de que la familia del fútbol trasciende las líneas del campo.
Incluso el capitán del equipo rival, Ben Whiteman, tuvo un gesto de respeto y homenaje, mostrando que, ante tragedias como esta, la rivalidad deportiva palidece ante la solidaridad humana. Un detalle que el Liverpool y sus seguidores seguramente no olvidarán.
Pero las muestras de afecto no se limitaron al preámbulo del partido. El club no se quedó atrás en sus gestos de memoria. En un movimiento significativo y profundamente emotivo, el Liverpool decidió retirar el dorsal número 20, el que portaba Jota durante su etapa en Anfield. Un número que ahora queda inmortalizado, un símbolo permanente del delantero portugués y su paso por el club. En el frío mundo del fútbol moderno, gestos así son un cálido recordatorio de los lazos que realmente importan.
Los propios compañeros, visiblemente afectados, encontraron formas sutiles pero poderosas de recordar a su amigo dentro del campo. Se dice que el delantero uruguayo Darwin Núñez, al lograr un gol en el partido, replicó la icónica celebración de Jota. Un guiño silencioso y personal que lo mantenía presente en el terreno de juego, corriendo y celebrando junto a ellos en espíritu. El Preston North End también contribuyó al homenaje, dedicando un apartado especial en su programa del día de partido a la memoria del delantero portugués.
El nuevo técnico `Red`, Arne Slot, habló antes del encuentro sobre el estado anímico del equipo y, sobre todo, sobre la persona que era Jota. Con seriedad, Slot expresó que la noticia tuvo un gran impacto en el vestuario, aunque rápidamente añadió que ese impacto `nada es comparable a la pérdida que sienten sus padres, su esposa Rute, sus hijos y el resto de su familia`. El técnico neerlandés destacó que el primer sentimiento fue, lógicamente, la tristeza, pero que rápidamente le siguió el orgullo.
Orgullo, explicó Slot, por el jugador que fue, pero infinitamente más por la persona. Relató haber hablado con muchos compañeros y miembros del cuerpo técnico, y todos coincidieron en destacar la gran persona que era Jota. `Le valoran muchísimo y todos dicen lo agradable que era`, afirmó Slot. `Que siempre era él mismo`. Concluyó que sus familiares `deberían y estarán muy orgullosos si pudieran escuchar lo que todos sus compañeros y miembros del staff dirían de él`, palabras que subrayan el impacto positivo que Jota tuvo en quienes lo rodeaban.
En medio de este torbellino emocional, el partido siguió su curso, sirviendo casi de telón de fondo a un acto de recuerdo mucho más importante. El nuevo guardameta Giorgi Mamardashvili hizo su debut bajo palos, un detalle de la `normalidad` deportiva que contrastaba, casi irónicamente, con la magnitud de la pérdida que la comunidad del Liverpool estaba procesando.
El homenaje a Diogo Jota demostró una vez más la fuerza y unidad de la familia del Liverpool, un club que, en los momentos más duros, recuerda y honra a los suyos. Su legado, no solo como jugador talentoso sino, según todos los testimonios, como una persona excepcional, vivirá en la memoria de Anfield y en el dorsal número 20 que nadie más, en respeto y cariño, volverá a vestir.