Más Allá del Gol: La Multa al Benfica y el Costo de la Pasión en el Fútbol Portugués

El fútbol es, en esencia, una explosión de emociones. Una pasión desbordada que conecta a millones alrededor del mundo. Sin embargo, a veces, esa misma pasión, mal encauzada, puede salir muy cara. Recientemente, el Sport Lisboa e Benfica, uno de los clubes más emblemáticos de Portugal, se vio en el centro de esta encrucijada, recibiendo una multa de más de 17 mil euros. ¿La razón? El comportamiento de sus propios aficionados. Un recordatorio contundente de que el espectáculo deportivo tiene reglas, y su incumplimiento, un precio.

Aficionados del Benfica celebrando con bengalas en el estadio.
La celebración de los aficionados del Benfica, un espectáculo que a veces acarrea consecuencias financieras. (Imagen de archivo)

El Incidente: Un Día Caro Contra el Rio Ave

El Consejo de Disciplina de la Federación Portuguesa de Fútbol (FPF) no tuvo miramientos. Tras el partido de la Primera Liga contra el Rio Ave, el Benfica fue sancionado con un total de 17.134 euros en multas. De esta suma, una abrumadora mayoría, 16.879 euros, se atribuye directamente a la conducta de los seguidores del club en las gradas del Estádio da Luz.

Los detalles de las infracciones son reveladores y subrayan la complejidad de gestionar un evento masivo con la intensidad de un partido de fútbol:

  • Pirotecnia y Luces de Bengalas (9.560 euros): La sanción más cuantiosa se debió al uso de «artefactos explosivos o pirotécnicos». Específicamente, se identificaron entre 60 y 64 «antorchas incandescentes» y 11 «linternas» (presumiblemente bengalas o luces estroboscópicas de gran intensidad) durante el encuentro. Un despliegue visual que, aunque vibrante, dista mucho de ser seguro y está terminantemente prohibido.
  • Objetos No Autorizados y Pancartas Excesivas (6.375 euros): La entrada y permanencia de objetos no permitidos, incluyendo más dispositivos pirotécnicos y pancartas con dimensiones superiores a las reglamentarias, sumaron otra multa considerable. El informe mencionó explícitamente pancartas con las inscripciones `Gullit, Tino e Rita` y `Sempre presentes`, demostrando que la FPF presta atención hasta a los mensajes de ánimo.
  • Insultos al Portero Rival (944 euros): Finalmente, una partida no menor se dedicó a los insultos dirigidos al portero del Rio Ave, Cezary Miszta. En los minutos 40, 73, 75 y 76 del partido, mientras el guardameta se disponía a sacar de puerta, los aficionados encarnados entonaron al unísono el ya tristemente célebre cántico «Filho da p***» (hijo de puta). Un ejemplo claro de cómo la euforia puede transformarse en una agresión verbal gratuita.

La Pasión que Cruza Límites: Un Problema Recurrente

Este episodio en el Estádio da Luz no es, ni mucho menos, un caso aislado. A lo largo y ancho de Europa y del mundo, los clubes de fútbol se enfrentan a un desafío constante: cómo gestionar la pasión de sus aficionados sin que esta derive en conductas que atenten contra la seguridad, el fair play o la imagen del deporte. La pirotecnia, por ejemplo, es un elemento prohibido en la mayoría de los estadios, no solo por el riesgo de incendio o lesiones, sino también por las densas humaredas que pueden interrumpir el juego y afectar la visibilidad.

Los insultos, aunque quizás menos tangibles que una bengala, tienen un impacto corrosivo en el ambiente del estadio, especialmente para las familias y los niños que acuden a disfrutar de un espectáculo. Parece que la creatividad para el aliento a veces se toma vacaciones cuando de descalificar al rival se trata, optando por lo más primario y ofensivo.

El Dilema de los Clubes: Entre el Apoyo y la Sanción

Para clubes como el Benfica, la situación es una espada de doble filo. Por un lado, una afición ruidosa y entregada es un activo invaluable, capaz de empujar al equipo hacia la victoria y crear una atmósfera inigualable. Por otro, cuando esa pasión se traduce en infracciones, son los propios clubes quienes deben responder económica y reputacionalmente.

Las federaciones, al imponer estas multas, no solo buscan castigar el acto, sino también presionar a los clubes para que refuercen sus medidas de seguridad y control, así como sus campañas de concienciación. No es un castigo caprichoso; es un intento de mantener el orden en un entorno que, por su naturaleza multitudinaria, es propenso al descontrol.

La ironía no se pierde: mientras los equipos invierten millones en fichajes para mantener el nivel competitivo, una porción de ese presupuesto se desvía para pagar las consecuencias de comportamientos que, en teoría, deberían ser autogestionados por la propia comunidad de aficionados.

Hacia un Fútbol Más Civilizado y Seguro

La solución a este problema global no es sencilla, pero es imperativa. Requiere de una responsabilidad compartida: los clubes deben implementar controles más estrictos y programas educativos; las autoridades deben aplicar las normativas con firmeza y coherencia; y, fundamentalmente, los propios aficionados deben entender que su apoyo al equipo no debe ir en detrimento de las normas de convivencia y respeto. El coste económico es solo la punta del iceberg; la verdadera pérdida es la de una cultura deportiva donde la pasión no eclipsa la deportividad y el civismo.

Quizás, la próxima vez que un aficionado encienda una bengala o profiera un insulto, debería recordar que está contribuyendo, directamente, a que su club pague una factura más en lugar de invertir en el futuro deportivo que tanto anhela.

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By Mateo Beltrán

Mateo Beltrán, establecido en el dinámico Madrid, ha ganado reputación como experto en análisis deportivo. Su camino profesional comenzó como estadístico en una academia de fútbol, donde desarrolló una comprensión única de los matices del juego. Hoy, sus reseñas analíticas se publican regularmente en las principales publicaciones deportivas del país. Beltrán se especializa en pronosticar resultados de partidos utilizando su propio sistema de análisis de datos. Además del fútbol, tiene un profundo conocimiento del tenis y el automovilismo, cubriendo regularmente torneos ATP y carreras de Fórmula 1.

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