Sergio Conceicao, como jugador, era un extremo muy ofensivo, todo habilidad y centros, mientras que como entrenador parece jugar en la línea de los defensas, sobre todo en rueda de prensa. Nunca deja de recordar su doble cifra de trofeos nacionales con el Oporto, los resultados obtenidos en la Liga de Campeones y la Supercopa ganada con el Milan a menos de una semana de ser nombrado entrenador del primer equipo. El técnico portugués también intentó una defensa agitada tras la tormenta mediática desatada por un mensaje difundido por su portavoz, Francisco Empis, donde había ataques precisos a la directiva y a la propiedad del club rossonero. Un autogol clamoroso muy grave teniendo en cuenta el período histórico que atraviesa el viejo Diavolo.
SEGUNDO TROFEO – La comunicación de Conceicao ha sido directa desde el primer día. A veces lo es demasiado. Con él, las referencias y los subentendidos son nulos. Y hay un pasaje de la conferencia donde responde a Simone Inzaghi (que había subrayado cómo el Inter está más que nunca en la carrera por el Triplete) para defender, de nuevo, su trabajo. Sergio se siente más que nunca en la carrera por ganar el segundo trofeo en pocos meses rossoneros: la Copa Italia. Una copa que merece respeto y que es justo celebrar, pero que seguramente no rehabilita una temporada de horror dentro y fuera del campo.
LA SITUACIÓN – Ganar la Copa Italia sería sin duda algo importante para el Milan y representaría una medalla para exhibir con orgullo para su técnico. Pero para el club rossonero no sería suficiente para cambiar el juicio sobre el portugués. En la temporada 2006/2007, el Diavolo de Ancelotti ganó la Supercopa de Europa y el Mundial de Clubes, pero terminó quinto en la clasificación. Pero el técnico de Reggiolo tenía todo otro pasado ganador en el club, además del discurso ligado a los éxitos europeos que valen más que los italianos. Quedar fuera de la Champions para el Milan significaría retroceder 5 años con las consiguientes repercusiones económicas. También pesan sobre Conceicao el desastre europeo con la derrota ante el Dinamo de Zagreb y la eliminación a manos de un modesto Feyenoord. A Furlani no le han gustado muchos comportamientos del ex Oporto: desde la pelea en el campo con Calabria hasta el caso del portavoz, pasando por algunas declaraciones hechas ante las televisiones. Por eso, el futuro de Conceicao ya está marcado a pesar de la posibilidad de irse con dos trofeos ganados.