Un empate con sabor a victoria. El gol de Philip Billing le devolvió al Nápoles la confianza que había perdido en los partidos contra Roma, Udinese, Lazio y Como, y revivió el espíritu de un equipo que parecía haber perdido el alma tras ganar el Scudetto.
Las palabras de Antonio Conte después del partido contra el Inter suenan a una declaración de intenciones en la lucha por el Scudetto. La actuación del equipo contra el líder de la liga dejó satisfechos a los aficionados y, sobre todo, al entrenador.
DEL -4 A LA CONCIENCIA – Más que por la calidad, el Nápoles igualó al Inter con corazón y carácter, reflejo de su entrenador. Dejando atrás los errores de concentración y con el deseo de seguir en la pelea por el título, el equipo presionó constantemente, reaccionando como un grande al golazo de Federico Dimarco.
El golazo del 0-1 podría haber desmoralizado a cualquiera, pero sirvió como revulsivo para salir del bache de febrero y encarar la primavera con la mentalidad que Conte prefiere: la de pelear, sabiendo que no son los favoritos. Del -4 a la renovada conciencia de poder seguir construyendo algo importante desde septiembre, algo que Conte siempre había negado (¿estratégicamente?) pidiendo trabajo y paciencia, pero que ahora, gracias al gol de Billing, empieza a considerar posible.
“SI QUEREMOS, PODEMOS” – “Si queremos, estamos ahí”, “Si queremos, podemos”: estas fueron las ideas que Conte expresó en la rueda de prensa posterior al Nápoles-Inter. Se dio cuenta de que había corregido los errores de los últimos 30 días y comprobó que, ante un grande como el Inter, su capacidad de motivación fue clave para evitar la escapada de los nerazzurri.
UN NÁPOLES “MOLESTO” – Conte quiere un equipo capaz de “molestar hasta el final”, una misión aún más factible tras comprender que el 1-1 contra el equipo de Inzaghi “a 11 jornadas del final podría ser importante no solo para la clasificación, sino también en términos de personalidad”. Donde no llegan la amplitud de la plantilla y las individualidades, llega el hambre, un pilar fundamental en el resurgimiento del Nápoles que hoy tiene el sueño del Scudetto más cerca de ser realidad.
DESPUÉS DE MARZO, AYUDA DEL CALENDARIO – Uno de los motivos por los que el Nápoles puede y debe creer es el calendario. Después de un marzo todavía complicado, los rivales son, al menos en teoría, más asequibles: tras el Inter, llega la Fiorentina, luego el partido clave contra el Venezia y otro choque importante. El 30 de marzo, el Milan visitará el ‘Maradona’, y en abril jugarán contra el Bologna. Después, el Nápoles se enfrentará a Empoli, Torino, Genoa y Cagliari en casa, y a Monza, Lecce y Parma fuera. Conte tiene la tarea de mantener alta la moral en partidos que pueden parecer fáciles.
BILLING/GILMOUR: DUALIDAD INESPERADA – A pesar de las dudas sobre las alternativas en la plantilla, desde el banquillo surge una competencia inesperada: la de Billing y Gilmour. La lesión de Anguissa (baja otras 3 semanas) llevó al entrenador a optar por el control del balón contra el Inter, eligiendo al ex-Brighton desde el inicio. Una decisión acertada, ya que Billing respondió muy bien y el danés (que ya había convencido contra el Como) marcó el gol del empate y provocó la descarga de “emociones” que destacó el técnico después del partido. Por eso, de cara al Nápoles-Fiorentina, surge la pregunta: ¿quién jugará de titular, Billing o Gilmour? Un dilema que, dadas las carencias en cuanto a ‘planes B’, seguro que será un placer resolver.
SI EL BUEN DÍA SE VE DESDE EL INTER… – Por último, es imposible no destacar a Buongiorno. El regreso al 100% del ex-Torino marca la diferencia: que se lo pregunten a Lautaro y Thuram, neutralizados por el número 4 del Nápoles. Una actuación atenta y valiente, y una prueba más de lo acertada que fue la incorporación de verano de Manna. No en vano, el director deportivo lo elogió así en DAZN: “Uno de los mejores defensas italianos eligió unirse a un proyecto como el nuestro: un motivo de orgullo. Quizás haya sido el fichaje que más satisfacción me ha dado”. Ale ha vuelto.