Aunque Charles De Ketelaere y Filip Stankovic merecen reconocimiento por sus destacadas actuaciones, Paulo Dybala se llevó todos los elogios en el último partido de la Roma. Tras una derrota preocupante y rumores de una posible salida, Dybala demostró su valía una vez más.
En un momento crucial para el equipo, Dybala tomó las riendas del partido contra el Parma. Comenzó ganando y convirtiendo un penal en los primeros minutos, marcando el tono del encuentro. Su dominio fue total, anotando el tercer gol y asistiendo en el quinto.
La generosidad de Dybala se hizo evidente cuando cedió un segundo penal a su compatriota Paredes, a pesar de tener la oportunidad de un hat-trick. Aunque luego tuvo otra chance para el tercero, su tiro terminó en la tribuna, donde los aficionados lo ovacionaron.
Esta actuación de Dybala subraya la importancia de los verdaderos talentos en la Serie A, cada vez más escasos. Su capacidad para influir en los partidos es un recordatorio del valor de los jugadores excepcionales en el fútbol italiano actual.