El fútbol, a menudo, se define en los detalles más ínfimos, en la fracción de segundo donde la fortuna se alinea con el esfuerzo. Para la selección portuguesa, la victoria ante la República de Irlanda en el Estádio José Alvalade no fue una excepción, sino una confirmación dramática de esta máxima. Fue un triunfo que se cocinó a fuego lento, con la tensión palpable en el aire lisboeta, y que culminó en un instante que quedará grabado en la memoria colectiva: el minuto 91.
La Batalla de Alvalade: Entre la Dominación y la Frustración
La séptima jornada del Grupo F de clasificación para el Mundial de 2026 prometía ser un mero trámite para una Portugal acostumbrada a resolver sus compromisos con cierta solvencia bajo la batuta de Roberto Martínez. Sin embargo, el combinado irlandés, lejos de amilanarse, se presentó en la capital lusa con la firme intención de ser un muro. Portugal, como era de esperar, dominó la posesión, tejiendo jugadas con la paciencia de un artesano. Las oportunidades, aunque esporádicas, llegaban. Pero el gol se resistía.
El punto álgido de la frustración llegó en el minuto 73, cuando un penalti, una de esas oportunidades que el fútbol ofrece con generosidad poética, cayó a los pies de Cristiano Ronaldo. El astro luso, una máquina de precisión y récords, esta vez no encontró la red. Un fallo inesperado que recordó a propios y extraños que, incluso las leyendas, tienen sus días menos gloriosos. La multitud contuvo el aliento y luego suspiró al unísono, consciente de que el tiempo se agotaba y el fantasma del empate sin goles comenzaba a cernirse sobre Alvalade.
Rúben Neves: El Héroe del Instante Decisivo
Cuando el reloj marcaba el minuto 91, y la resignación empezaba a teñir los rostros de algunos aficionados, el fútbol portugués se reservó su carta más dramática. Francisco Trincão, con una incursión por la banda derecha, envió un centro quirúrgico al área. Y allí, emergiendo entre una maraña de defensores, se elevó Rúben Neves. Con un cabezazo impecable, el mediocampista envió el balón al fondo de la red, desatando la euforia en el estadio. No solo era el gol de la victoria, sino el primero de Neves con la camiseta de las `Quinas` en su 60ª internacionalización. Una espera larga, sí, pero recompensada con un impacto monumental.
El Número 21 y un Homenaje Emocional
La historia de este gol de Neves no fue solo un asunto de táctica y potencia, sino también de emotividad. El centrocampista lució el número 21, un dorsal que, hasta hace poco, pertenecía a Diogo Jota, actualmente lesionado. Coincidiendo con esta particularidad, y como un acto de tributo que erizó la piel, el Estádio José Alvalade se unió en un estremecedor aplauso en el minuto 21, recordando al talentoso delantero. Que Rúben Neves marcara con ese mismo número, en un momento tan crucial, añadió una capa de simbolismo y belleza a una noche ya de por sí intensa.
Mirando al Horizonte: La Consolidación de un Camino
Con este triunfo agónico, Portugal mantiene su trayectoria impecable en la fase de clasificación, sumando nueve puntos en tres partidos. El balance es, cuanto menos, envidiable: nueve goles a favor y solo dos en contra. La selección de Roberto Martínez no solo lidera el Grupo F con autoridad, sino que también deja el apuramiento para el Mundial de 2026 en Canadá, Estados Unidos y México cada vez más cerca de ser una realidad palpable.
La próxima cita, nuevamente en el José Alvalade, será contra Hungría, un rival que exigirá concentración y una definición más contundente. Después, en noviembre, les esperan las visitas de la República de Irlanda y Armenia, partidos que, si todo sigue su curso, deberían servir para sellar definitivamente el pase. La «Seleção» ha demostrado que tiene el talento, la estrategia y, lo más importante, la resiliencia para superar los momentos más tensos. El gol de Rúben Neves en el minuto 91 no fue solo un punto en la tabla, fue un latido que afirmó la candidatura de Portugal a la gloria mundialista.