El fútbol, ese deporte que mueve pasiones y masas, ha evolucionado de manera vertiginosa. Lo que antes era un asunto de la comunidad local y la gloria deportiva, se ha transformado en un complejo entramado de inversiones globales y estrategias empresariales. Una de las tendencias más disruptivas de la última década es, sin duda, la propiedad multi-club. Un modelo que promete sinergias y eficiencia, pero que a menudo choca de frente con el sentimiento más puro y tradicional del aficionado: la identidad del club.
El Precedente Incómodo: Estrasburgo y el Fantasma del “Hermano Menor”
Para entender las aguas turbulentas de la propiedad multi-club, no hay mejor espejo que el caso del RC Estrasburgo Alsacia. Desde 2023, el club francés forma parte de la constelación de BlueCo, el consorcio estadounidense que también ostenta la propiedad del Chelsea FC. Sobre el papel, la inversión de BlueCo ha sido un bálsamo: el Estrasburgo ha pasado de ser un modesto luchador por la permanencia a coquetear con los puestos europeos en la Ligue 1. Incluso compite en la UEFA Europa Conference League. Un éxito deportivo palpable, ¿verdad?
Pues, curiosamente, no para una parte significativa de sus aficionados. La relación entre la grada y la directiva de BlueCo es, por usar un eufemismo, tensa. ¿La razón? El temor existencial de perder la esencia del club, de convertirse en un mero satélite, una “cantera” o, peor aún, el “hermano menor” de un gigante como el Chelsea. Las palabras del presidente del RCSA, Marc Keller, resuenan en este contexto: la sensación de subserviencia. Y movimientos como el del joven Emanuel Emegha, fichado por el Estrasburgo para luego ser transferido al Chelsea, no hacen más que reabrir esas heridas.
Un Nuevo Actor en Escena: Le Havre, Leganés y la Promesa de BlueCrow
Mientras el caso Estrasburgo genera debate, otro club de la Ligue 1, el Le Havre AC, ha entrado este verano en una órbita similar. También bajo propiedad estadounidense, BlueCrow, y con un modelo multi-club que incluye al equipo español CD Leganés. La comparación es inevitable, las alarmas entre la afición se activan con facilidad en estos tiempos de globalización.
Sin embargo, la narrativa que emana de BlueCrow parece buscar un camino diferente. Jeff Luhnow, CEO de BlueCrow y propietario del Le Havre, ha salido al paso de los temores con una declaración que busca calmar las aguas. En una entrevista con ParisNormandie Sport, Luhnow fue contundente:
“Sabemos que el HAC pertenece a los aficionados. Aquí no viviremos lo que está pasando en Estrasburgo. No estamos comprando un club que sea superior al Le Havre y al Leganés.”
Una declaración que destila una clara intención de diferenciarse del modelo de BlueCo. Pero, ¿es una promesa genuina o una inteligente estrategia de comunicación?
Disecando el Modelo: ¿Hay Espacio para la Equidad?
La clave de la afirmación de Luhnow reside en la idea de “no comprar un club superior”. Esto sugiere una estructura donde Le Havre y Leganés podrían coexistir como entidades con valor intrínseco y autonomía, en lugar de ser meros peldaños en la cadena de desarrollo de un club de élite. En teoría, esto podría traducirse en:
- Inversión Equitativa: Recibir capital para el crecimiento propio, no solo para mejorar infraestructuras que beneficien al “club matriz”.
- Decisiones Autónomas: Mantener la capacidad de tomar decisiones deportivas y de gestión sin la sombra constante de otro club más grande.
- Identidad Preservada: Evitar la sensación de que los mejores jugadores son siempre para el “hermano mayor”, o que la filosofía del club se diluye.
El desafío para BlueCrow será demostrar que su visión de “sinergias horizontales” es viable, que los intercambios de jugadores o el conocimiento se dan en ambas direcciones, sin que uno sea el “donante” y otro el “receptor” constante. Es un acto de equilibrismo empresarial y emocional.
La Voz del Aficionado: Más Allá de los Balances Financieros
Porque al final, el fútbol no es solo un negocio. Es historia, es arraigo, es un ritual semanal. El aficionado no ve un club como un activo en una cartera de inversiones, sino como una parte fundamental de su identidad. La preocupación por la propiedad multi-club no surge de la aversión al éxito, sino del miedo a que ese éxito venga a un precio demasiado alto: la pérdida de alma del equipo.
El grito de la afición del Estrasburgo es una advertencia. El desafío para propietarios como BlueCrow es entender que el valor de un club no se mide solo en cifras, sino en la conexión inquebrantable con su gente. Si Luhnow puede cumplir su promesa de un modelo donde Le Havre y Leganés prosperen con respeto mutuo y autonomía, podría sentar un precedente importante en cómo la inversión en fútbol puede convivir con la pasión y la identidad.
El Futuro Incierto de los Imperios Multi-Club
El mundo del fútbol se encuentra en una encrucijada. Los modelos multi-club son el presente y probablemente el futuro, impulsados por la necesidad de optimizar recursos, desarrollar talento y expandir marcas. La pregunta ya no es si existirán, sino cómo lo harán.
La promesa de Jeff Luhnow para Le Havre y Leganés es un faro de esperanza para quienes desean ver que la modernización no implique la homogeneización. Pero el camino es largo y lleno de escepticismo. Demostrar que se puede ser parte de un conglomerado sin dejar de ser uno mismo, sin ser el “hermano menor” ni la “fábrica de talentos” de otro, será el verdadero gol de la temporada para BlueCrow. Y para la afición, el puro fútbol, ese que a veces se esconde tras las cifras, seguirá siendo la única métrica verdaderamente importante.