Nuevos detalles han surgido en la investigación sobre los grupos ultras del Inter y Milan. Según informes recientes, Andrea Beretta, líder de 49 años de los ultras del Inter, ha hecho declaraciones significativas ante los fiscales.
Beretta, arrestado en septiembre por un caso de homicidio, expresó su intención de cooperar: “Quiero colaborar y contar todo sobre mi liderazgo en Curva Nord, el merchandising, la venta de entradas, los estacionamientos y los puestos de comida”.
Un incidente particular involucra a Massimiliano Silva, oficial de enlace con los aficionados del Inter. Beretta alega que una discusión telefónica escaló, llevando a Silva a considerar presentar una denuncia. Según Beretta, Giuseppe Marotta, director ejecutivo del Inter, intervino diciendo: “Si quiere presentar una denuncia, hágalo a título personal, no en nombre del club”.
Sin embargo, el Inter ha negado rotundamente estas acusaciones. El club afirma que Marotta no recuerda tal incidente y que va en contra de la política del club de proteger a sus empleados y alentar la denuncia de intentos de coacción.
Esta situación pone de manifiesto las complejas relaciones entre los clubes de fútbol y los grupos de aficionados más radicales, un tema que sigue siendo controvertido en el fútbol italiano.