El Udinese ha alcanzado los 39 puntos en la tabla, situándose a tan solo dos puntos del Milan y a uno de la marca de 40 puntos, considerada tradicionalmente como la salvación. Tres victorias consecutivas, sumando 13 puntos en los últimos cinco partidos sin conocer la derrota, demuestran una defensa sólida y un ataque efectivo.
Gran parte de este éxito se atribuye a Kosta Runjaic, un técnico alemán de 53 años que llegó a Italia con discreción y que, a pesar del escepticismo inicial, ha construido un equipo casi perfecto que sorprende a propios y extraños.
La razón por la que Runjaic ocupa la portada esta semana no se limita a la reciente victoria sobre el Parma o a la racha de resultados positivos. El entrenador del Udinese ha demostrado una habilidad excepcional al manejar uno de los episodios más delicados de la temporada.
La reacción de Lucca en Lecce podría haber generado conflictos internos y consecuencias negativas, pero Runjaic gestionó la situación con elegancia y claridad, manteniendo la coherencia y la firmeza. Tras sustituir a Lucca en el partido contra el Lecce, sin crear un drama ni mostrar histeria, sino reafirmando su liderazgo, Runjaic demostró ante la prensa una combinación perfecta de decisión y control. En la siguiente jornada, devolvió a Lucca a la titularidad, presenciando una escena ejemplar cuando este último cedió el balón a Thauvin para lanzar un penalti.
En resumen, dos penaltis convertidos, seis puntos vitales, sin tensiones en el equipo y un grupo unido, a pesar de un incidente que podría haber provocado una crisis.
¡Un aplauso para el míster Runjaic!