Claudio Ranieri se equivocó en al menos una cosa. Matías Soulé no es el futuro de la Roma, sino el presente.
La mejor noticia de estos cuatro meses y medio del tercer ciclo de Ranieri al mando de la Roma es precisamente el renacimiento y florecimiento del talento argentino. Llegado el verano pasado por casi 30 millones de euros, Soulé sufrió al principio la idea de tener que ser, de hecho y no solo en intención, el sustituto de Paulo Dybala durante los días álgidos del posible traspaso de la Joya a Arabia Saudita. Luego, Dybala se quedó y actuó como un convidado de piedra, frenando prematuramente el proceso de adaptación a Trigoria del compatriota ex juventino como él.
EL GIRO DECISIVO – Alguien escribirá tarde o temprano un tratado sobre la desastrosa gestión de Juric, quizás incluyendo testimonios inéditos de quienes vivieron esos 53 días como protagonistas en los entrenamientos y en los partidos. Y estamos seguros de que Soulé tendría algo que contar al respecto. La llegada de Ranieri también contribuyó a mejorar la situación del joven argentino. A pesar de haberlo dejado fuera a menudo, incluso cuando parecía seguro que jugaría, el técnico testaccino siempre habló bien de él, hasta el punto de definirlo como “el futuro de la Roma”. Pero ese futuro es en realidad ahora. También en Empoli, como en Parma, fue Soulé quien encaminó hacia Roma la senda de los 3 puntos con un gol a los 21 segundos, el más rápido de la historia giallorossa en la Serie A.
FUTURO – Señales importantes las lanzadas por el argentino, que está haciendo cambiar de opinión a muchos de sus detractores. El más agradecido es Florent Ghisolfi, el “ds no ds”, que a través de sus actuaciones, algún gol de Dovbyk y la incorporación de los chicos llegados en enero, está viendo cómo mejora poco a poco su consideración, ampliamente al alza tras el bombardeo (no siempre ilegítimo) sufrido tras la campaña de fichajes de verano y el fuego amigo que llevó a la destitución de Daniele De Rossi. La carrera por Europa, tanto a través del campeonato como a través de la copa, sigue siendo muy difícil. Pero del terreno de esta temporada, que se consideraba árido e infecundo tras el paso del tornado heleno y el esparcimiento de sal en salsa croata, están brotando los primeros brotes de una Roma que se espera puedan ser recogidos el próximo año.